viernes, 30 de enero de 2009

La espina y el jardinero


Era una espina buena que no deseaba dañar a nadie, a pesar de que tenía consignas genéticas en otro sentido.

Por eso, ella siempre soñaba que era un pétalo de rosa terso, lubricado y perfumado, dispuesto a acariciar a quien se le acercase.

Pero una mañana, cuando aún no había despertado del todo, asumiendo que era pétalo, se acercó dulcemente a la mano del jardinero para acariciarlo y demostrarle su enorme afecto.

Un chisguete de sangre humana la bañó en cuestión de segundos.

Cuando ella esperaba que las enormes tijeras del jardinero la cortaran de tajo para siempre, el sabio hombre, experto en emociones vegetales, le guiñó un ojo y le brindó una sonrisa, sabiendo que era una espina buena que no podía, por cuestiones de la vida, dejar de ser espina.

Desde entonces, ella amó al jardinero, quien la convirtió en su espina favorita, a pesar de su perfil puntiagudo y peligroso, y así una hermosa y duradera relación afectiva nació entre aquellos dos seres tan diferentes entre sí.

jueves, 29 de enero de 2009

La voz de su conciencia


Por alguna causa que él jamás percibió, la voz de su conciencia resultó ofendida. Y como ella era muy rencorosa, nunca se lo perdonó.

Por lo tanto, ella se dedicó a perjudicarlo día a día con malos consejos: resultaba conservadora cuando él debía ser audaz, y echada para adelante cuando la prudencia era lo aconsejable.

Después de una enorme racha de buenas ocasiones perdidas y de inducirlo a hacer el ridículo muchas veces, la relación entre ambos se tensó al extremo de que la voz de su conciencia decidió vengarse emigrando al lugar menos conveniente para él: al cerebro de su suegra.

Así, él se quedó para siempre sin reflexiones, mientras que la madre de su esposa recibía a diario todo tipo de estímulos para fastidiarlo.

miércoles, 28 de enero de 2009

Las emocionantes aventuras de Simón, el cactus


Simón era un cactus solitario que habitaba el enorme y árido desierto de la altiplanicie.

Recordaba la única vez que había llovido por aquellos lugares, y cómo se dedicó a succionar agua por su piel y sus raíces durante varios días, hasta que ésta se agotó. Como sea, gracias a eso, hoy todavía tenía agua retenida en sus células.

También estuvo la ocasión en que Marisa, la liebre, murió cerca de él, y que de la nada aparecieron decenas de buitres, uno de los cuales, Joaquín, se posó sobre su cuerpo.

Y se acordaba con nostalgia del ruido de Toña, la serpiente de cascabel, que cazaba ratones en las cercanías, pero que había emigrado a un lugar más adecuado.

Pero el momento más emocionante de su vida fue cuando Claudio, el coyote, se acercó a él para orinarlo y marcar de esa manera su territorio, lo que lo hizo sentir muy orgulloso.

Eso era todo lo que había ocurrido a su alrededor durante los ciento veinte años de su vida.

Definitivamente, Simón, el cactus, era una criatura con muchas experiencias existenciales.

lunes, 26 de enero de 2009

Diarreín


Aquel día, Diarreín entró en un nuevo organismo, dispuesto a hacer sus acostumbradas travesuras.

Aunque algunas personas lo consideraban un germen patógeno, él no era más que un espíritu travieso, divertido y contundente, muy amigo de las amibas, de los protozoarios y de ciertas bacterias que habitaban los intestinos humanos y animales.

En menos de un par de horas, el cuerpo anfitrión empezó a notar su presencia, por lo que no tardaron en aparecer por ahí sus peores enemigos de siempre: los odiosos anticuerpos, antibióticos y antidiarréicos.

Como él era veterano de mil batallas fisiológicas, su organismo había ya generado bastante resistencia a las embestidas de estos temibles guardianes del orden corporal, así que decidió aplicarse con todo su profesionalismo.

La lucha se prolongó durante varios días, en los que se generaron muchos retortijones, gases y heces tan líquidas como el agua.

Finalmente Diarreín fue rodeado y asesinado, no sin antes haber dejado muertos en el camino a millones de unidades de sus enemigos.

Por la forma tan heroica como luchó dentro de aquel organismo, se ganó un lugar en el cielo de los gérmenes patógenos que cumplen con su misión existencial, y su memoria se conserva inmaculada entre todos los microbios y bacterias que aún permanecen en esos lugares.

¡Descansa en paz, Diarreín!

sábado, 24 de enero de 2009

Sí, pero no


A veces era incongruente; a veces no.

Era de ideas fijas, pero las abandonaba cada vez que podía, o sea, a cada momento.

Desde luego, él justificaba sus repetidas incoherencias, pero normalmente no las reconocía, para luego decir que estaba siendo malinterpretado y que sus contradicciones no eran tal.

Mareaba a sus interlocutores con promesas imposibles, las que a veces cumplía inesperadamente, pero la mayor parte de las veces culpaba de su incumplimiento a las circunstancias, siendo que él no creía en ellas.

Negaba lo obvio, y afirmaba vehemente aquello en lo que él mismo no creía.

Vivió apostando por lo imposible, e ignorando lo factible.

Finalmente murió, contento pero también frustrado, realizado pero reprochándose muchas cosas, aceptando un entierro religioso habiendo sido ateo toda la vida, y heredando a sus seres queridos todo lo contrario de lo que necesitaban y esperaban.

Fue enterrado en una fosa según sus propias instrucciones, cuando siempre había hablado ser incinerado.

Los gusanos panteoneros nunca supieron si lo que comían era carne humana o carne de res, ni estaban seguros de si era o no de su satisfacción, pero de alguna manera lo disfrutaban…aunque no siempre.

miércoles, 21 de enero de 2009

El último personaje


No era que aquel personaje fuera heroico, ejemplar o distinguido, pero se trataba del último de su especie, y por cierto, era bastante digno e inteligente: sabía de sobra lo que necesitaba y en dónde estaba parado.
Efectivamente, tantos escritores y tantos siglos de cuentos y novelas, habían agotado todas las opciones creativas, y ya las musas habían dado todo de sí, por lo que nuestro amigo sabía que no quedaba más que él en todo el horizonte literario. Obviamente pretendía venderse caro e imponer sus condiciones, que, por otra parte, eran muy razonables.
Su promotor organizó una subasta a la que asistieron cientos de miles de postores ávidos de éxito, de originalidad, de fama y dinero.
Le ofrecieron estelaridad, trascendencia, argumentos originales, compartir derechos de autor, libros con encuadernación de lujo y muchas otras canonjías literarias.
Lamentablemente nadie imaginó jamás lo que nuestro personaje en realidad pretendía, por lo que aquella subasta nunca se concretó.
Todo lo que él pedía era un papel de buen esposo, de buen padre, de hombre satisfecho con lo que la vida le ofrecía, de andar por casa en bata y pantuflas, de acariciar a un perro cariñoso, de regar el jardín todas las tardes, de algún día convivir tranquilamente con sus nietos en una agradable casa de campo.
Y ese papel, en la literatura, simplemente no existía.
Ante esas patéticas circunstancias, él optó por no ser jamás un personaje literario, y así, se esfumó para siempre.

viernes, 16 de enero de 2009

Pavorosa criatura


Peor que un cáncer expansivo y galopante, ella atrapa sin piedad a casi todos los humanos que están a su alcance.

No deja nada al azar. Su efectividad es impresionante, al igual que la tremenda enfermedad que contagia a sus víctimas.

No respeta edades, ni género, ni raza, ni nacionalidad. Muy pocos individuos son inmunes a sus encantos malignos.

Es perenne como la hierba. Se le conoce desde hace miles de años, pero nada ni nadie había sido capaz de erradicarla del mundo.

La pavorosa Mediocridad puede ser acusada de cualquier cosa…menos de ser mediocre.

jueves, 15 de enero de 2009

Cómo escapar de la mediocridad de mi cerebro


Rodeado de sólido cráneo por todos lados, y agravado por una maraña de neuronas mediocres que no sirven más que para recordarme cuán estrechos son mis límites mentales, mi cerebro desespera por la impotencia de generar ideas y soluciones que me permitan trascender a otras dimensiones de razonamiento.

Es por eso que hoy he decidido reconocer humildemente ante el mundo que mi perro es mejor que yo para jugar al ajedrez.

miércoles, 14 de enero de 2009

La lombriz kafkiana


Era una lombriz que soñaba que era un malvavisco, quien a su vez soñaba que era una lombriz, quien a su vez soñaba que era un malvavisco.

Cuando finalmente despertó de aquel extraño sueño, se dio cuenta de que en realidad no era otra cosa que un asqueroso malvavisco completamente agusanado.

Prefirió volver a dormirse.

lunes, 12 de enero de 2009

El perro casi perfecto


Era un enorme Doverman con una musculatura impresionante. Sus dientes caninos, largos y afilados, inspiraban gran respeto.

Era nuevo en el barrio. Los perros de aquella zona se le acercaban con todo tipo de precauciones, moviéndole visiblemente el rabo en señal de sumisión, esperando así no tener problemas con el recién llegado.

Las hembras disfrutaban viendo a semejante macho tan bien plantado, y soñaban con el día en que, entrando en celo, tuviesen oportunidad de poseerlo.

Todo iba bien para el hermoso animal en su nuevo territorio, hasta que su amo asomó por la puerta de su casa para gritarle:

“¡Pirriscuís, ven a casa!”

Una enorme, estruendosa y multitudinaria carcajada canina se escuchó por todo el barrio, mientras el humillado Doverman, bajando la cabeza y las orejas, caminó avergonzado hacia su casa.

Pirriscuís jamás se atrevió a volver a salir a la calle.

domingo, 11 de enero de 2009

Una dulce familia


“¡Mamá: ya te dije que no me gustan las arañas!”, lloraba el alacrancito.

“Pues tienes que comerlas te gusten o no, pues son muy buenas para que, cuando seas mayor, tengas un buen veneno y puedas ir a cazar insectos con tu padre”, le respondió Mamá Alacrana, simulando estar muy enojada.

A su lado estaba la nena Alacrancita, la más pequeña de la familia -a quien apenas se le estaban formando sus tenazas y la punta de su cola- escuchando atentamente lo que platicaban Mamá Alacrana y su hermanito Alacrancín, justo cuando llegó Papá Alacrán del campo, muy satisfecho, pues ese día había cazado muchos insectos y un par de arañas de buen tamaño.

“¿Cómo están mis hermosos alacrancitos?, preguntó Papá Alacrán. “¿Aprendieron mucho en la escuela el día de hoy?”

Mamá Alacrana se adelantó a responder:

“Alacrancita sacó un 10 en la clase de escondrijos. Dice la maestra que cuando crezca será muy buena para pasar desapercibida bajo las piedras.”

“Respecto a Alacrancín, no tengo buenas nuevas: lo castigaron porque amenazó a otro alacrancito con su cola, y sabemos de sobra que eso es de pésima educación. Los alacranes deben respetarse entre ellos.”

“Además –insitió Mamá Alacrana- tienes que decirle a Alacrancín lo importante de comer una dieta balanceada, pues a mí no me quiere hacer caso.”

Entonces Papá Alacrán, lleno de orgullo viendo lo hermosas que estaban sus dos criaturas, les dijo:

“Es importante, hijitos queridos, que coman un poco de todo. Ya les he dicho que las arañas son muy necesarias para generar veneno. Sé de sobra que las abejas y las moscas son muy tiernas, pero no son suficientes para crecer sanos. Un poco de arañas, otro poco de insectos, y de postre…mmmm…una deliciosa oruga: ésa es la alimentación recomendada por los dietistas de la Universidad de Alacrania.”

Y así, después de ese dulce sermón, Papá Alacrán y Mamá Alacrana se guiñaron un ojo y se tomaron de una pata, felices, porque sabían estaban criando alacrancitos buenos, y los acompañaron a su pequeña grieta en la roca para dormir, y para ello les contaron un dulce cuento de hadas-alacranas buenas que protegían a los alacranes de los pisotones de los peligrosos humanos que de repente aparecían por esos lugares.

jueves, 8 de enero de 2009

La aguafiestas


Aquella tarde, justo antes del anochecer, se juntaron en el enorme hueco de un patético cerebro, el Desorden, las Malas Intenciones, la Haraganería, el Déjaloparamañana, la Desidia, lo Mal Hecho, la Monda, la Repera, la Órgia, el Desénfreno y muchos otros seres de la misma calaña, para celebrar el cumpleaños de su amiga la Flojera.

Decidieron hacer muy pocas cosas, pero a cambio de eso, las hicieron mal y de mala gana.

Así, cuando la fiesta estaba en su mejor momento y la Apatía era el centro de atención, apareció alguien que no estaba invitado, justo para echar a perder aquel gran evento: la Disciplina.

Ella, montada en su enérgico Látigo y apoyada por los Tronidosdededos, se convirtió en la Aguafiestas que nadie necesitaba.

Todos los invitados salieron corriendo en busca de otro cerebro más hueco y mediocre en donde continuar su concurrida celebración.

Obviamente no tardaron mucho tiempo en encontrarlo.

martes, 6 de enero de 2009

El regreso del caos


Era un excelente perdedor, además de paciente e inteligente.

Sabía que hacía no muchos eones había sido sorprendido de manera increíble por un novato que incomprensiblemente le había arrebatado el planeta Tierra, y con él, por cuestiones cósmicas, al Universo entero.

Sin embargo –y eso estaba clarísimo- el Tiempo estaba de su lado.

Todo estaba listo para revertir la situación a su favor: la Entropía, el Destino, las Tinieblas, el Infinito y muchos otras relevantes criaturas celestiales lo apoyaban, pero, sobre todo, ahí estaba su mejor aliado: el insignificante y pernicioso ser humano, cuya creación había sido el mayor error cometido por su enemigo en aquel complicado ajedrez cosmogónico.

Bastaba ver cómo los hombres arruinaban su propio planeta; cómo congestionaban los espacios; como llenaban de basura los campos, ríos y mares; como aniquilaban a las bellas bestias con las que compartían el mundo; como arrasaban con bosques y selvas.

Tarde o temprano, Dios habría de desesperarse y rendirse. No sería la primera vez.

En ese momento, él, el poderoso Caos, retomaría, por el bien de todos, las riendas del Universo.

sábado, 3 de enero de 2009

Patente 335178


CÓMO LLENAR DE HORMIGAS LA CAMA DE LA SUEGRA

1. Actúe discretamente durante toda la mañana sin demostrar su odio o su rencor a la suegra. Sonríale moderadamente un par de veces como si nada ocurriese. No exagere en este aspecto, pues las suegras son muy perceptivas hacia quien pretende molestarlas. Está en su ADN. Recuerde que son exageradamente sensibles y, sobre todo, muy rencorosas.

2. Regale a su esposa (quien no debe tener la menor idea de lo que se pretende) dos boletos para una buena función de cine esa tarde, y dígale que los había comprado para ir con ella, pero que, lamentablemente, se siente con jaqueca, pero, para que no se desperdicien, le sugiere que vaya con su madre. Asegúrese de que esto ocurra. Préstele el auto si fuese necesario y déle dinero para las golosinas y las sodas.

3. Compre en una tienda lejana varios cubitos de azúcar. Es importante que sea lejos, pues usted será el principal sospechoso de la presencia de las hormigas en la cama de la suegra, y ella, sin cejar en sus investigaciones, indagará en todas las tiendas vecinas en busca del responsable, mostrando incluso su fotografía y sus huellas dactilares.

4. Compre también un bote de aerosol anti-insectos, con las mismas precauciones del párrafo anterior.

5. Localice un hormiguero populoso en algún parque cercano. Si son hormigas rojas, será mejor, pues sus picaduras arden. En todo caso, lleve guantes para protegerse de los piquetes. Evite ser visto por los paseantes.

6. Deje un par de cubos de azúcar a un par de metros del hormiguero, y espere a que las exploradoras den con él.

7. Saque un frasco de vidrio (con su tapa), y ponga en su interior los cubos de azúcar recién descubiertos por las hormigas, evitando en todo momento las dolorosas picaduras.

8. Espere a que lleguen unas cien o doscientas hormigas. Cuando haya suficientes insectos dentro del frasco, ciérrelo, y diríjase directamente a la cama de la suegra.

9. Deposite con precaución las hormigas debajo de la almohada de la cama de la suegra.

10. Es importante que disponga de una buena coartada plena de ocupaciones en el hogar para esa tarde. Pase lo que pase, usted será investigado como responsable.

11. Vaya a acostarse como todos los días, pero no se duerma, pues cosas muy interesantes estarán por suceder.

12. Pronto usted escuchará gritos y toda clase de improperios emitidos por su suegra. Su mujer saltará de la cama horrorizada para rescatar a su madre de su inesperado problema. Trate de evitar soltar una carcajada. La menor sonrisa puede traicionarlo.

13. Tarde unos cuantos minutos en sacar de la alacena el insecticida, y simule tener mucha prisa. Mientras tanto, disfrute de los gritos e improperios de su suegra.

14. Rocíe a las hormigas con el insecticida. Para calmar su conciencia por la muerte de estas inocentes criaturas, piense que el sacrificio de los apreciados insectos correspondió a un importante proyecto de dignificación humana, y tal vez haga que su suegra jamás vuelva a dormir en casa.

15. Quede como héroe aniquilador de hormigas ante su esposa. La suegra jamás se tragará el asunto, pero carecerá de elementos para culparlo.

16. Disfrute el resto de la noche. Evite sonreír o carcajearse durante cuatro o cinco horas.

17. Si esta patente no le funciona, y su suegra insiste en no marcharse de casa, pruebe al día siguiente con la número 335179 (Cómo llenar de alacranes la cama de la suegra).

viernes, 2 de enero de 2009

El perro a quien pertenezco


Mi amo es un perro muy especial, y por lo que me hace sentir día con día, me adora.

Me saca a pasear tres veces al día, tenga o no tenga yo ganas de hacerlo.

Comparte mi comida conmigo, sobre todo cuando el menú son chuletas o filetes de ternera, que es lo que más le gusta. A veces me deja alguna para mi deleite, y me hace saber que yo puedo comer lo que quiera de su plato de croquetas.

Siempre me permite acostarme en mi cama, en una orilla angosta, lo cual es de agradecerse, pues de otra manera tendría yo que dormir en su perrera, cosa que alguna vez he tenido que hacer.

Hace que me realice frecuentemente trapeando el piso de mi departamento varias veces al día, consciente de que me encanta recoger sus orinas y sus heces.

Disfruta mucho cuando le rasco la barriga, a lo que obligatoriamente dedico una buena parte del día, para que mi amo se sienta a gusto en mi casa.

Disfruta más que yo de mis visitas, a las que atosiga y babea hasta hacerlas marcharse. Cada vez menos gente aparece por mi casa, a pesar de la incontinente afectividad que demuestra mi amo por los extraños.

Como sea, estoy seguro de que cada noche, antes de echarse a dormir sobre mi almohada, él recuerda que yo resulto ser el más fiel amigo del perro. Ese reconocimiento para mí es muy importante, y él lo demuestra lamiéndome la cara mientras duermo.

jueves, 1 de enero de 2009

Autosuicidio


Abusando gramaticalmente de tautologías y pleonasmos, aquel bellísimo Mercedes Benz descapotable, decepcionado por la indiferencia hacia él de su propietario, decidió arrojarse a un profunda barranca. El autosuicidio quedó consumado.