sábado, 30 de abril de 2011

El verdadero punto final


Existieron millones de puntos gramaticales en el planeta Tierra. Cerraron en su devenir cantidades inconmensurables de frases, de párrafos, de capítulos, de textos, de libros enteros.

Pero entre todos ellos sólo hubo uno que concluyó el último libro que se escribió.

Esto ocurrió cuando la extinción del sol acabó con la vida en el planeta Tierra.

viernes, 29 de abril de 2011

El fin de las fábulas


Un astuto jaguar que Esopo nunca habría imaginado, penetró los libros de fábulas, y acechando tras de las letras y las palabras, devoró a la tortuga, a la liebre, a la zorra y el cuervo. Después, aprovechando una distracción, se comió al mismo Esopo.

miércoles, 27 de abril de 2011

Lágrimas sinceras


El cocodrilo lloraba de verdad la cruel indiferencia de su amada, pero por cuestiones del ADN de su especie (de las cuales no era responsable), nadie en aquel pantano creía en la sinceridad de sus lágrimas.

Tuvo que tragarse solo su amargura.

martes, 12 de abril de 2011

Cambio de roles



Finalmente los personajes de La Caperucita y el Lobo decidieron cambiar de aires después de 500 años, aburridos de hacer y decir siempre lo mismo cada vez que alguien los leía.

El cuento quedó descontinuado por falta de personajes, y así los cuatro cambiaron de historia y de estilo.

La Caperucita Roja, harta de ser una niña inocente y buena, decidió convertirse en un pavoroso dragón flamígero y secuestrador de princesas. Pero no fue capaz de desprenderse de su caperuza roja, de la que tanto dependía psicológicamente, así que el mencionado dragón la sigue llevando puesta, para la sorpresa de propios y extraños.

La abuelita, frustrada sexualmente porque jamás pudo tener sexo con el leñador (quien pudo haberla poseído con sólo habérselo pedido) ni con el lobo (porque el leñador no lo permitía), decidió convertirse en la perversa y odiosa bruja de Blanca Nieves, desahogando así con esta adorable niña todos sus problemas existenciales.

El lobo, cansado de que se le considerara el malo del cuento (siendo realmente una criatura noble) se retiró de la literatura para pedir asilo en el zoológico de Munich, en donde convive pacíficamente con muchos niños que lo adoran y se toman fotografías con él.

El leñador, como era de verdad raro, decidió asumir el papel de Ricitos de Oro.