domingo, 31 de octubre de 2010

Lógico fallecimiento


Y cuando se dio cuenta de que en su Universo la lógica carecía por completo de sentido, ya estaba aniquilado.

viernes, 29 de octubre de 2010

Las Impertinencias


Las Impertinencias estaban de plácemes: acababan de encontrar un nuevo patán que las disfrutaba enormemente.

domingo, 24 de octubre de 2010

La arrogante veleta


Aquella arrogante veleta presumía que el viento soplaba hacia donde ella indicaba.

Nadie pudo demostrar lo contrario.

sábado, 23 de octubre de 2010

Aquel beso


Aquel apasionado beso, además de una buena cantidad de amor, contenía saliva, gérmenes patógenos y trozos de sarro y comida.

lunes, 18 de octubre de 2010

La duda de la duda


Aquella tarde, la Duda tuvo una crisis existencial y dudó de sí misma.

El Universo jamás volvió a ser el mismo.

La incógnita


Se presentó tan bien disfrazada a la mascarada, que ni ella ni nadie más pudieron jamás recordar quién era.

La idea


Normalmente las ideas surgen cuando se les requiere, tras de un proceso de esfuerzo mental encaminado a resolver algo pendiente en el cerebro de su creador.

Pero éste no fue el caso, porque esta idea surgió de la nada, sin haber sido requerida. Simplemente salió de donde le dio la gana, en el momento en que mejor le pareció.

Normalmente las ideas reflejan la mentalidad y la ética de su creador, por el simple hecho de pertenecer a un paradigma preestablecido en el cerebro de éste.

Pero tampoco fue el caso, porque esta idea rebasó a su creador en muchos aspectos. Digamos que la idea planeó concebirse en un útero ajeno y conveniente, en donde ella quiso y decidió. Nada pudo detenerla.

Podría decirse sin lugar a dudas que era una idea fuerte, trascendente, autónoma, libre, sin vínculos de ningún tipo, sin responsabilidad, sin arraigos, pero con intenciones muy claras.

Como sea, se impuso en el proceso de emerger a la vida, de concretarse, de cumplir con su extraño designio, de imponer su voluntad.

Después de ella, nada en la vida en la faz de la Tierra fue como antes.

domingo, 10 de octubre de 2010

La piedra en el zapato


Fueron el perverso destino y las malvadas circunstancias quienes hicieron que aquella piedra buena y santa cayese dentro del zapato del caminante, generando el refrán y convirtiéndola para siempre en un sinónimo de molestia.

miércoles, 6 de octubre de 2010

El último dios


Todos ellos habían fracasado en sus intentos de hacer una humanidad medianamente tolerable.

Habían arruinado, con su inmadura necesidad de ser adorados, muchos aspectos favorables en muchos mundos que la Naturaleza les había otorgado.

Fue entonces que ésta descontinuó a la casta de los dioses, y liberó completamente su esencia evolutiva sin más intervenciones divinas.

Después de eso, todo fue maravilloso.

domingo, 3 de octubre de 2010

El drama de un par de calcetines


El calcetín se dio cuenta de que su compañero ya no estaba cuando fue trasladado a la secadora. Lo había perdido para siempre en la lavadora pública.

Entró en crisis, y por ello decidió perder el color y la elasticidad, además de autogenerarse un agujero en el lugar del dedo gordo. Quedó convertido en una verdadera piltrafa, y como consecuencia de todo lo anterior, su dueño lo arrojó a la basura.

Su compañero extraviado fue encontrado atorado en un recoveco de la lavadora por el dueño de la lavandería. Corrió la misma suerte que aquél y fue a dar al cesto de la basura.

Lamentablemente ambos fueron a dar a basureros diferentes, debido al desorden de la administración en aquella ciudad.

El segundo calcetín, que más o menos estaba en buen estado a pesar de lo sucedido, fue rescatado por un pobre, y aparejado con otro calcetín de otro color y clase social. Como sea, aceptó resignado a su nueva pareja y rehizo su vida dentro de los agujerados zapatos del mendigo.

El primer calcetín murió viejo y solo en el tiradero municipal del sur.

viernes, 1 de octubre de 2010

La oreja


Era una oreja privilegiada que, por su particular conformación física, captaba lo inimaginable.

Era cómplice de un oído morboso y de un cerebro que interpretaba todo como le daba la gana.

Un día la oreja de este cuento escuchó de más, incluyendo el estruendo de un balazo que desplomó al cuerpo que poseía al cerebro conectado al oído al cual ella confesaba tantas cosas indebidas.

La oreja, el oído, el cuerpo y la bala asesina fueron enterrados al día siguiente en la misma fosa.

Después de eso, se hizo el silencio.