viernes, 2 de enero de 2009

El perro a quien pertenezco


Mi amo es un perro muy especial, y por lo que me hace sentir día con día, me adora.

Me saca a pasear tres veces al día, tenga o no tenga yo ganas de hacerlo.

Comparte mi comida conmigo, sobre todo cuando el menú son chuletas o filetes de ternera, que es lo que más le gusta. A veces me deja alguna para mi deleite, y me hace saber que yo puedo comer lo que quiera de su plato de croquetas.

Siempre me permite acostarme en mi cama, en una orilla angosta, lo cual es de agradecerse, pues de otra manera tendría yo que dormir en su perrera, cosa que alguna vez he tenido que hacer.

Hace que me realice frecuentemente trapeando el piso de mi departamento varias veces al día, consciente de que me encanta recoger sus orinas y sus heces.

Disfruta mucho cuando le rasco la barriga, a lo que obligatoriamente dedico una buena parte del día, para que mi amo se sienta a gusto en mi casa.

Disfruta más que yo de mis visitas, a las que atosiga y babea hasta hacerlas marcharse. Cada vez menos gente aparece por mi casa, a pesar de la incontinente afectividad que demuestra mi amo por los extraños.

Como sea, estoy seguro de que cada noche, antes de echarse a dormir sobre mi almohada, él recuerda que yo resulto ser el más fiel amigo del perro. Ese reconocimiento para mí es muy importante, y él lo demuestra lamiéndome la cara mientras duermo.

No hay comentarios: