martes, 29 de diciembre de 2009

Infección


De tanto ponerse en los zapatos de los demás, aquel hombre empático y comprensivo acabó adquiriendo pie atleta.

jueves, 24 de diciembre de 2009

La Navidad de los pavos


Aquella Noche Buena, Pipina no llegó a cenar.

Sus hijos estaban desconcertados, pues ella siempre llegaba a tiempo a casa y les llevaba gusanos para la merienda

Papa Pavo, completamente desconsolado, tuvo finalmente que decirles a sus pequeños lo que la Navidad significaba para su especie.

Todos, llenos de lágrimas, perdieron el apetito.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Especial atractivo


Ella sabía perfectamente que poseía un don, y por ello iba entusiasmada a la playa todos los fines de semana.

No se preocupaba por el bikini que usaría, ni por el peinado o el bronceado que estaban de moda, pues sabía que lo suyo no estaba para nada relacionado con eso.

Se la veía siempre viendo hacia la arena, o para decirlo más precisamente, observando los pies descalzos de todas las chicas que mostraban sus reducidos bikinis en busca de miradas varoniles.

Finalmente, después de un par de años y de observar decenas de miles de pies femeninos descalzos, confirmó emocionada su antigua suposición.

Esa noche, su vanidad consumada no le permitió dormir, pues la pasó viéndose el dedo gordo de su pie derecho que efectivamente era bellísimo, lo más bonito y sexy que podía verse en aquellas frecuentadas playas.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Entre locos


Aquella noche, aquel hombre se fue a la cama tranquilo.

Finalmente había concluido que en la vida había reglas, una de las cuales era que las reglas no lo eran necesariamente, y que cada quien podía aceptarlas o rechazarlas, o inventarlas, o ignorarlas, o simplemente saber que en esto que alguien alguna vez definió como vida, no existían las reglas.

También se dio cuenta de que en la vida había absolutos, pero que todos eran relativos. Lo único absoluto en este universo –concluyó- era que todo era relativo, lo que en sí era ya un absoluto.

Fue así como se dio cuenta de que el Creador era muy incongruente, bastante más que él.

Irse a dormir aquella complicada noche fue lo más cuerdo que hizo en su vida.

El Creador, leyendo sus pensamientos, reconoció que esa noche, su relativamente absoluta Obra había quedado al descubierto.

También decidió irse a dormir.

viernes, 20 de noviembre de 2009

El último bicharrajo



Hacía un buen rato que Max no encontraba una hembra con quien aparearse, lo que le sorprendía, porque antes era diferente: las había por todas partes.

También le extrañaba que desde hacía algunos días no veía a ningún otro bicharrajo disputándole la comida o el territorio.

Esa soledad era extraña y muy desconcertante.

Su sorpresa dejó de serlo cuando percibió sobre su cuerpo la sombra de la suela de un enorme zapato humano.

Lo último que Max percibió de su existencia fue el sonido crosh de la destrucción de toda su estructura corporal.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Shira y las hadas mariposas


Shira, como todos los perros de su raza, posee un hocico largo que le permite percibir y distinguir cientos de impresiones olfativas.

Uno de los atractivos para ella de nuestras diarias caminatas matutinas, es el disfrutar de los olores y aromas de la calle, pues los de casa ya le resultan demasiado familiares y nada misteriosos.

Mientras caminamos, acerca su hocico a todo lo que puede. A veces se queda prendada de algún objeto por unos cuantos segundos o minutos.

Pero el momento culminante del paseo olfativo de la perra, es cuando llegamos al parque de las flores.

Ahí percibe cientos de aromas simultáneamente, y aunque ambos sabemos que casi todos ellos van dirigidos a las abejas, abejorros y mariposas, ella toma su parte de esa orgía olfativa y la disfruta enormemente.

Ella sabe de sobra que existen las mariposas, pero siempre ha creído que son hadas sutiles que coquetean con las flores, y por ello las admira. Pero sus colores y su vuelo entrecortado la desconciertan, por lo que se divierte –a veces obsesivamente- intentando atraparlas con sus torpes mandíbulas de Pastor Alemán.

Shira jamás ha atrapado a una mariposa, pero van varias veces que se muerde la lengua intentando hacerlo. Algún día se dará por vencida y dejará de perseguirlas.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Shira y la motocicleta de los periódicos


Todas las mañanas, antes de la salida del sol, salgo a pasear por las calles cercanas a casa a mi hermosa y grandulona perra Shira.

Ambos disfrutamos del clima fresco, de la caminata, de la tranquilidad de las calles, de los aromas del parque, justo hasta que aparece la motocicleta del repartidor de periódicos haciendo su tradicional ruido, mientras entrega los diarios casa tras casa, edificio tras edificio.

Shira lo odia, a pesar de las veces que le he dicho que es un ser humano como tantos otros que tiene que ganarse la vida madrugando y repartiendo periódicos. Le ladra hasta el cansancio, y si le soltase la correa, iría tras él para despedazarlo.

Shira es una perra tranquila. Jamás agrede a la gente, pero en este caso particular ve las cosas de diferente manera: entiende bien lo que son los diarios, y también sabe que en esos trozos de papel viajan unas hadas extrañas que los humanos conocemos como Noticias.

Y aunque Shira sabe que las Noticias que contienen los periódicos a veces son buenas, su experiencia le dice que por lo general son malas, que disgustan y entristecen a la gente.

Es por eso que ella no se hace cómplice del repartidor de periódicos, quien a su entender hace todo lo que puede para que las malas Noticias lleguen a nuestros hogares.

Shira quiere a la gente, pero la quiere de buen humor siempre, y ella sabe de sobra que este estado de ánimo desaparece muchas veces después de que los humanos leemos los periódicos.

Por eso, cada mañana, cuando aparece la ruidosa motocicleta del repartidor de periódicos repletos de malas Noticias, permito que Shira desahogue sus temores mientras ladra disgustada en las aceras de mi barrio.

jueves, 12 de noviembre de 2009

La fría máquina de hacer negocios


Nadie podía saber si ese ente indeseable era un ser humano o una criatura biocibernética programada para ganar dinero.

Lo único que podía concluirse observándolo de cerca, era que su frialdad era absoluta, y sus resultados económicos eran fulminantes.

Quienes colaboraban con él para apoyarlo en las nimiedades relacionadas con planear, negociar y cerrar contratos, no percibían sentimientos, nervios, debilidades o incertidumbres de parte del frío personaje que todo supervisaba y a veces aprobaba tras de rápidos análisis comerciales, financieros y probabilísticos.

Era un monstruo especializado en asertividad, eficiencia, efectividad y resultados económicos.

Sus colaboradores cercanos se preguntaban si tenía familia, seres queridos, amantes, aficiones o mascotas. Él no daba la menor información. Solamente dosificaba lo que era necesario para fulminar a la competencia o para arrasar con los mercados que pretendía conquistar.

Un día no llegó a la oficina a la hora acostumbrada. A sus cuarenta años murió de un infarto que ningún dinero del mundo pudo haber evitado. Nadie estaba con él a la hora de su muerte.

Su lujoso entierro fue administrado por un fideicomiso frío e impersonal, y por una funeraria de lujo igualmente indiferente.

Más allá de algunos empleados desconcertados que se sintieron obligados a asistir a las exequias, no apareció nadie que derramara una sola lágrima o que diese a algún deudo inexistente un abrazo afectivo.

La herencia del poderoso magnate quedó congelada en una cuenta bancaria que nadie quiso jamás reclamar.

Cuentan que el combustible del horno crematorio se negó a quemarse. Nadie pudo explicar aquel fenómeno, por lo que el administrador del fideicomiso se vio obligado a hacer un entierro tradicional.

Cuentan también que los gusanos mortuorios vomitaron cuando pretendieron digerir aquel cuerpo indeseable, y que huyeron de aquella fosa buscando en cualquier otro lugar cadáveres digeribles pertenecientes a seres humanos dignos.

martes, 10 de noviembre de 2009

Shira y las lagartijas malditas


Shira, mi perra Pastor Alemán, no puede comprender que unas criaturas insignificantes puedan trepar paredes sin ser víctimas de la omnipresente gravedad de nuestro planeta.

Yo, siendo humano y con algo de escolaridad, puedo comprender que la evolución dotó a las lagartijas de características que les permiten hacerlo.

Shira las odia, porque no puede concebir que lo hagan sin ser cómplices de hechiceros malditos, de criaturas diabólicas que les facilitan el hacerlo, a cambio de algo perverso que ella presiente.

Por eso, cuando cada mañana la llevo a pasear y pasamos frente al muro de las lagartijas, ella les ladra indignada, tratando de salvar a los seres buenos de nuestro mundo de la malignidad de esos espantosos seres escamosos y verdes que desafían cínicamente la lógica de la ciencia.

Algún día, tal vez Shira comprenda que la Naturaleza nos dio a cada especie características especiales que nos distinguen.

Mientras tanto, ella, cada mañana, despierta a todos los vecinos con sus enardecidos ladridos, convencida de que está salvando al mundo de la perversidad de las lagartijas malditas.

sábado, 7 de noviembre de 2009

El fanático


Era un hombre inteligente, pero lo dominaban las pasiones obsesivas.

De niño se apasionó por el futbol, al extremo de que en su adolescencia la policía le prohibió asistir a los estadios para evitar su violencia extrema en contra de los aficionados a otros equipos.

Después se volvió creyente. Asistía al templo a diario, y por las tardes buscaba pecadores para redimirlos. Dada su enorme pasión, tuvo éxito, pero aquellos a quienes no lograba convencer les iba mal. Algunos desaparecieron, no si sabe si por haber sido asesinados o por haberse ido lejos para evitar al fanático. El sacerdote de su parroquia logró aplacarlo temporalmente.

Su país entró en guerra. Al igual que miles de jóvenes juró amor a su bandera, lo que le permitió olvidarse de la religión. Pero su nacionalismo brotó por primera vez en su existencia: veía traidores a la patria en cada esquina y en cada pelotón. Algunos desaparecieron.

Exigía a sus compañeros de tropa que desbordaran pasión nacionalista, o él se encargaba de corregirlos personalmente.

Regresó de la guerra cargado de medallas por las acciones heroicas que algunos consideraban suicidas, lo que le valió que los tribunales militares ignorasen algunos extraños asesinatos que habían ocurrido con sus compañeros cercanos.

Como sea, fue internado por orden de un juez civil en una clínica-prisión para neuróticos obsesivos, en donde demostró en unos pocos años haber quedado totalmente curado de su fanatismo.

Habiendo quedado totalmente convencido del daño que generan los radicales a su sociedad, se dedicó discreta y obsesivamente el resto de su vida a eliminar esa lacra de la faz de la tierra, asesinando con frialdad a todo aquel a quien él consideraba fanático.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

El genio y la máquina perfecta


El pequeño Walter, a sus seis años de edad, la concibió mientras se desayunaba. Se retiró muy entusiasmado a su habitación, pero enseguida se dio cuenta que aún faltaban muchos años para que su idea pudiese cristalizarse, dada la carencia de tecnologías de la época, pero esa mañana decidió dedicarle su vida, dada la transcendencia que él preveía.

Orientó sus estudios y forma de vida a lograr su idea. Se tituló muy joven de ingeniero mecánico, y se especializó en biorobótica sensorial. Se diplomó en gastronomía y en cristalografía de sales.

Años después, cuando creyó estar listo para lograr su obra maestra, adquirió un crédito enorme de bajo rédito por ser de interés científico, lo que le permitió disponer de un poderoso laboratorio y conseguir a los mejores especialistas en la materia.

A sus treinta y seis años, estaba a punto de lograr el sueño de su vida.

Contrató un grupo de expertos en seguridad industrial para preservar la confidencialidad de sus investigaciones. Registró decenas de patentes previniendo que alguien copiara sus relevantes desarrollos.

Finalmente llegó el día de la prueba final.

Con toda la discreción del mundo, llevó a casa su invento. Durmió poco esa noche, por los nervios que le generaba el haber dedicado toda su vida y sus recursos materiales a ese pequeño robot que se suponía que sería capaz de hacer algo de verdad complicado, algo que nadie había logrado en la historia de la humanidad.

Amaneció, y nervioso llevó a ovoperfectumsalinizatorum –así bautizó a su invento- al desayunador de su hogar, a aquel preciso lugar en donde treinta años antes lo había concebido.

Frió, como hacía todas las mañanas, un par de huevos, su desayuno favorito, y puso el salero en las manos de su criatura biorobótica. El robot percibió el aroma de los huevos fritos, analizó la conformación de los cristales de sal contenidos en el salero, midió la temperatura y la humedad de la cocina, y después de cientos de complicados cálculos, arrojó 23.4 gramos de sal perfectamente distribuidos sobre los huevos fritos.

Walter, muy nervioso por lo que todo esto implicaba, tomó el tenedor y acercó a su boca un pedazo de aquellos huevos fritos que esperaba exquisitamente salados.

Cuando su paladar percibió aquella perfección, un grito de felicidad salió se su garganta:

Finalmente había creado la máquina perfecta para salar adecuadamente los huevos fritos de cada desayuno.

El ovoperfectumsalinizatorum había cumplido con todas las expectativas de su existencia.

Después de abrazar un rato largo a su magnífico robot, Walter empezó a pensar en su segundo proyecto existencial: una máquina cibernética capaz de calcular el tiempo óptimo para que los cereales con leche, que todas las mañanas tomaba tras de los huevos fritos, tuvieran la dureza perfecta antes de ser ingeridos.

Su próxima invención recibiría, veinte años después, el nombre de cerealisdurezaperfectumcalculatorum.

martes, 3 de noviembre de 2009

Las prolongadas vacaciones de la musa


Es posible que estuviese extasiada. También podía ser que estuviese sobreordeñada, y que ésa hubiese sido la razón de su no anunciada huída. Pero el hecho es que ella abandonó sin previo aviso su compromiso con el escritor, quien obviamente vivía de las ocurrencias que ella aportaba.

Después de cierto tiempo, que a él le pareció eterno (y mucho más a su editor), ella regresó arrepentida, con una enorme carga de conciencia.

Con sutilezas fuera de lugar, ella pretendió disculparse.

No tardó mucho en darse cuenta de que, como en el caso de los humanos, hay cientos de musas desempleadas.

El escritor salió adelante sin ella.

La musa no tuvo más remedio que asesorar a un diputado.

sábado, 31 de octubre de 2009

El Deterioro


El Deterioro decidió adueñarse de aquel cuerpo.

Empezó por crearle un insignificante dolor de cabeza, pero era sin lugar a dudas el principio del fin.

Después generó unas pocas canas en la parte alta de la cabeza, que rápidamente fueron disimuladas con un tinte barato comprado en la botica.

Enseguida el Deterioro decidió arrugar su rostro, de manera insensiblemente lenta, pero determinante.

Aprovechó los primeros fríos del invierno para generarle reumas, éstos sí, bastante molestos y perdurables.

“¿Y por qué no unas almorranas?”, pensó el Deterioro. “Hay que atacar por todos lo flancos”.

El cuerpo quería seguir sintiéndose joven, pero ahora tenía un fuerte dolor en la rodilla derecha cuando corría por las mañanas, cosa que antes no sucedía. El Deterioro, con su aparente lentitud, se adueñaba de todo.

En la primavera, al cuerpo le aparecieron alergias que jamás se había presentado, y el asma brotó fulminante. Buscó por toda la casa el inhalador recetado por el médico, pero no recordó en dónde lo había dejado: algo extraño pasaba en su memoria.

El cabello seguía encaneciendo a gran velocidad, igual que las arrugas. Una mañana, al despertarse, notó que le dolían las articulaciones de los dedos de ambas manos.

El doctor le recomendó bajar de peso, porque el azúcar y el colesterol empezaban a tomar proporciones indebidas en la sangre, y la taquicardia no tardó en hacerse presente.

Ahora el Deterioro estaba preocupado: debía ir más despacio, pues aquel cuerpo antes joven, era su favorito, y quería conservarlo muchos años. Se entretenía mucho con él.

Volvió el invierno, y los dolores en las piernas eran insoportables. Las manos plagadas de artritis también le molestaban, y le impedían escribir y comer adecuadamente.

Una tarde, comiendo una natilla, perdió una muela, la primera de una serie de ocho piezas dentales que se esfumaron aquel verano.

No tardó mucho tiempo en manifestarse un ligero Alz Heimer, acompañado de una gripa crónica con tos y flemas. Cuando quería usar el pañuelo para limpiarse la nariz, la artritis se lo impedía.

Ahora tenía que inyectarse insulina cada poco tiempo. Tomaba la jeringa con los únicos dos dedos que no le dolían y que aún tenían cierta movilidad.

Una mañana descubrió que tenía una catarata incipiente en el ojo derecho. No la había notado por los lentes gruesos que llevaba hacía seis meses.

Finalmente, el día de su cumpleaños número cuarenta, falleció de un infarto al soplar las velas de su pastel.

El Deterioro reconoció que se había excedido con aquel cuerpo, y ahora estaba arrepentido. Su jefe, el padre Tiempo, habría de reprochárselo.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Flor de bugambilia


En cuanto abrió sus pétalos de hermoso color púrpura, adquirió conciencia. Se vio a sí misma. Disfrutó de su propio aroma y saboreó su néctar.

Ingenuamente supuso que ella era el centro del universo, que su color era irresistiblemente atractivo, que su néctar era más dulce que el de las demás flores, que abejorros y colibríes pelearían por su privilegiado polen.

No fue así: decenas de aves e insectos polinizadores pasaron frente a ella ignorándola, sin siquiera percibir su existencia.

A cambio, recibió la visita de los abrasadores rayos del sol, que casi acabaron con ella, marchitándola y deshidratándola.

Por suerte para la flor, una mosca que buscaba sombra desesperadamente encontró refugio entre sus pétalos por un instante.

Aquella cercanía con otro ser vivo fue lo mejor que le ocurrió en su efímera vida.

La mosca, una vez reconstituida con la sombra, voló hacia otro lado, pero dejó en la flor de bugambilia la sensación de haber sido amada.

Si bien su polen jamás trascendió –ella nunca lo supo- , murió ilusionada por un amor imaginario y circunstancial que la vida le regaló de último minuto.

La vida, después de todo, no es lo que realmente vivimos, sino lo que creemos haber vivido.

martes, 27 de octubre de 2009

El cuento imposible


Era un cuento imposible.

Ni las musas más inspiradas, ni los autores más avezados, ni la imaginación humana más descabellada, podían avalar aquella historia totalmente absurda que salió de la nada.

La idea fue rechazada por las hadas, los duendes, los dragones, los hombres lobo, los vampiros, los seres de la quinta dimensión y los xtabais. Definitivamente era un cuento sin futuro, y nadie que se considerase cuerdo quería ser parte de él.

Pero era un cuento insistente, de carácter fuerte, que no se doblegaba ante nada.

A pesar de que musas, autores, personajes, impresores, editores, libreros y lectores potenciales le dieron la espalda, el cuento había decidido nacer.

Las prospectivas eran negras, pero él era inquebrantable.

Fue así que se acercó a un autor fracasado, a una musa que jamás había inspirado a nadie, a personajes que se habían quedado en el tintero, buscando solidaridad para su nacimiento.

Después, él y sus desesperados amigos buscaron editores sin éxito, impresores con problemas económicos y lectores hastiados.

Finalmente nació, y por cierto, con mucho éxito: la historia se trataba de un cuento increíble que creía en sí mismo, capaz de doblegar a las adversidades por resistentes que éstas fueran, capaz de convencer a cualquiera de lo que él valía.

Sus párrafos y argumentos eran como espadas afiladas que rebasaban a las críticas y a la ignorancia.

Apostó por él mismo contra todas las probabilidades.

Así, nuestro inesperado cuento se convirtió en el símbolo de la lucha por los ideales imposibles, por la esencia de lo absurdo, por la lógica de lo inmerecido, por el triunfo de lo que no puede ser, por el éxito de la relatividad que emana de la voluntad.

Después de muchos años, de muchas quiebras de editores, de profundas angustias, el cuento imposible salió a la luz.

jueves, 20 de agosto de 2009

Shira y el regalo de los duendes


Apareció de la nada.

Aquel enorme y aromático pedazo de carne de delicioso color rojo oscuro, estaba a su alcance, al borde de la mesa, suplicando ser devorado.

“Seguramente es un regalo mágico de los duendes que habitan en el patio trasero”, pensó Shira.

Ella consideraba que merecía el salchichón, pues siempre había permitido que los duendes transitaran libremente por aquellos lugares, sin ladrarles o molestarlos. Se veían amigables y agradecidos.

Pero también luchaba contra su conciencia, pues generalmente, cuando se adueñaba de algún alimento que aparecía sobre la mesa, salía regañada por sus amos. No la golpeaban con periódicos ni la amarraban en el patio, pero si le dirigían miradas fulminantes que le dolían más que cualquier golpe.

Shira estaba en un enorme conflicto.

La inteligente perra finalmente resolvió su problema con objetividad: soporto estoicamente su derrame de jugos gástricos, y, gracias a ello, el descuido de mi esposa en la cocina no pasó a mayores.

Como sea, y a pesar de no haberlo aprovechado, Shira agradeció a los duendes su regalo. Ya habría ocasión de otro. De alguna manera, ella lo merecía.

sábado, 8 de agosto de 2009

Shira y los duendes del bosque encantado


Tenemos la fortuna de vivir en las cercanías de un espléndido bosque urbano. La leyenda de nuestro barrio dice que en él existen duendes increíbles, criaturas que hacen todo lo posible porque ese maravilloso lugar no caiga en manos de las voraces empresas urbanizadoras.

A mi hermosa perra Shira y a mí nos gusta mucho pasear por ese desierto bosque, por lo que, un par de veces al día, al amanecer y al atardecer, solemos caminar entusiasmados entre sus árboles y matorrales, descubriendo barrancas y arroyos limpios, cosas tan extraordinarias hoy en día como lo son los duendes cuidadores.

En alguna parte, Shira debe haber escuchado hablar de los duendes de este bosque, pues cuando descubrimos algún pequeño sendero, agudiza su olfato y sus oídos, esperando encontrar alguno, o, por lo menos, descubrir sus huellas.

Varias veces le dicho a Shira que se trata de una leyenda, que los duendes no existen, pero ella insiste en querer encontrarlos.

También le he dicho que los duendes –en todo caso- son seres discretos que evitan a los humanos y a los perros, que no dejan huellas ni aroma, y que lo último que desean es que los encontremos.

Pero Shira, que es una gran optimista, y no deja de buscarlos, a veces hasta la frustración. En alguna ocasión ha llegado a casa con un poco de depresión.

En fin, tarde o temprano se convencerá de que no estamos en un bosque fantástico, excepto por algo extraño que nos aconteció hace un par de días: a unos veinte metros de donde estábamos, nos pareció ver a una niña de unos diez años vestida con una caperuza roja conversando con un espléndido lobo color negro. Cuando intentamos acercarnos a ellos, ambos se esfumaron misteriosamente…

jueves, 6 de agosto de 2009

La indiferencia de la piedra


Todo aquello ocurrió en su presencia.

El pequeño lince jugueteaba distraído con una mariposa, cuando una boa se acercó sigilosa por su espalda. Con un enorme y rápido estiramiento, se lanzó sobre él y lo prendió por una de sus patas.

El pequeño felino, todavía sorprendido, sacó sus filosas garras y atacó al enorme ofidio en sus ojos.

La sangre del reptil manó como un chisguete, pero en ningún momento soltó a su presa.

Poco a poco, las fuerzas del lince mermaron, mientras la gigantesca y sangrante boa lo engullía sin piedad. Como sea, el drama de la naturaleza duró casi media hora.

Finalmente no quedó del felino más que un ensanchamiento en el vientre del ofidio.

La indiferente piedra observó todo aquello sin hacer el menor gesto.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Shira y la caja mágica


Shira no es precisamente un hada, aunque su nombre y su enorme nobleza nos confundan en ese aspecto.

La caja mágica tampoco es un artefacto diseñado por duendes o magos extraordinarios, pero la bella y peluda Shira, desde que apareció por nuestro hogar, cree firmemente que ese espacio metálico de color blanco contiene cosas maravillosas en su interior. Por lo menos es lo que su afinado olfato le indica.

Por eso, siempre está pendiente de cualquiera de nosotros que se acerque a esa especie de arcón refrigerado, esperando ansiosamente que, tras abrir la misteriosa puerta de una manera para ella imposible, reciba alguno de los portentos ahí guardados, cosa de verdad muy poco probable.

La caja mágica que obsesiona a Shira es un frigorífico de tamaño estándar, lleno de lácteos, cárnicos y algunas verduras con los que nuestra familia se alimenta a diario.

Shira es una hermosa y enorme perra de raza pastor alemán, que llegó recientemente a nuestra casa para hacernos felices, y suponemos que un día entenderá que su dieta es a base de croquetas de supermercado.

Mientras tanto, su enorme y esponjado rabo se mueve apasionadamente cada vez que uno de nosotros entra a la cocina.

martes, 4 de agosto de 2009

Los dos escritores


Cuentan de un escritor que un día
tan pobre y mísero estaba
que sólo se sustentaba
de las hierbas que cogía.

¿Habrá otro -para sí decía-
más pobre y triste que yo?

Y cuando el rostro volvió
halló la respuesta, viendo
que otro escritor iba cogiendo
las hierbas que él arrojó

domingo, 19 de julio de 2009

La habichuela engreída


Hay decenas de tipos diferentes de habichuelas, de todos los colores y tamaños imaginables. Es obvio, por lo tanto, que, como en el caso de la humanidad, existan clases, estratos y todo tipo de discriminación y resabios entre ellas.

Ésta es la historia de una habichuela que se sentía superior a las demás, porque pensaba que su color y tamaño eran únicos. Suponía que su contenido genético de proteínas superaba al de los odiosos y arrogantes garbanzos, y que el bajo índice de azufre de su estirpe no generaría jamás problemas de digestión a quien las ingiriese.

Concluía que -por su clase- sería escogida como semilla de élite para una plantación importante, y que su descendencia sería servida eternamente en elegantes platos de fina porcelana en restaurantes de lujo, acompañando siempre a porciones de cerdo selecto, para el deleite de gourmets de primer nivel.

Se creía descendiente –y seguramente lo era- de aquellas habichuelas que cenó Alejandro Magno la noche en que pidió a Oxiartes la mano de la espléndida Roxana, así como de las que acompañaron al majestuoso ciervo real que se preparó para el banquete con que se celebró el nombramiento de Rodrigo Borgia (conocido entres las habichuelas como el Papa Alejandro VI ).

Sin embargo, el responsable de la siembra que escogía las semillas selectas para la siguiente cosecha la ignoró, poniéndola sin más entre las que saldrían al mercado alimentario.

Una vez resignada a su suerte, se ilusionó pensando en un plato fino en restaurante de lujo.

Navegó mentalmente imaginando al distinguido chef que la cocería en olla elegante, y en la calidad del tocino que la acompañaría al platillo en que cumpliría su misión de habichuela comestible.

No fue así: fue a dar a una tasca de pueblo y cocinada en olla vulgar.

Un maloliente eructo de burdo e ignorante campesino fue su epitafio.

sábado, 18 de julio de 2009

Relevancias


El asunto no era poca cosa.

Había cumplido su relevante misión durante miles de millones de años, sin siquiera saber quién se la había asignado. Para él, eso no era importante.

Durante todo ese tiempo, mantuvo orgullosamente girando en su ámbito a casi una decena de planetas, en dos de los cuales, gracias a su moderada y constante aportación de benigna energía, logró generar vida sustentable, y en uno de ellos, seres presuntamente inteligentes.

Para ello había fusionado miles de billones de átomos de hidrógeno que implicaban un enorme desgaste en sus interiores. Pero era un ente serio y responsable, que alguna vez, en un desborde de optimismo existencial, había creído que así sería todo para siempre.

Hoy, sin embargo, estaba derrotado, invadido de un pesimismo existencial insuperable.

Su compromiso con el universo de amanecer cada día, estaba a punto de ser revocado, pues no encontraba ya razones para ello: los seres que habitaban el planeta azul y verde adoraban ahora a uno de ellos mismos, a alguien que les dijo con increíble arrogancia y sin más lógica que la amenaza eterna de un infierno inexistente para quien no le creyese, que era el hijo de Dios, el Mesías.

Fue entonces que el Sol, con enormes lágrimas de fuego, decidió extinguirse.

jueves, 9 de julio de 2009

Autoconocimiento


Se conocía tan bien a sí mismo, que todas las mañanas, al despertarse, lo primero que hacía era buscar sus pertenencias de valor.

martes, 7 de julio de 2009

Mariana y la fuente mágica


Era la octava maravilla, un prodigio único creado por algún brillante ser humano inspirado por sutil musa, pragmática y desconocida.

Mariana, en su ingenuidad, observó que de las paredes de aquella inusitada fuente brotaba agua prístina, de la cual eventualmente tomaba algún trago, ayudándose con sus manos. El sabor era fresco y agradable, extraordinario.

A veces, el agua adquiría un hermoso color amarillo ambarino muy agradable a la vista.

Otras veces, aparecían flotando trozos de amorfa materia de color marrón.

La magia de la fuente consistía en que, cuando Mariana halaba de una cadena, todo su contenido desaparecía, y el agua volvía a ser transparente: ¡los materiales flotantes y el color amarillo ya no estaban!

Todo lo contenido en aquella maravillosa pileta, se renovaba sorprendentemente.

viernes, 26 de junio de 2009

Vacaciones de mí mismo


Un día decidí tomarme unas largas vacaciones de mí mismo…

…sin mi vieja bata y pantuflas; sin mis absurdas preocupaciones; sin mis inútiles principios; sin mis trillados paradigmas; sin mis fastidiosas neurosis; sin mis viejas mañas; sin mis erradas conclusiones; sin mis anticuadas costumbres; sin mi fastidiosa arrogancia; sin mis inútiles recuerdos; sin mi ética llena de excepciones; sin mi eterno escepticismo; sin mis sobados argumentos…sin mi retorcida esencia.

Y a pesar de que la pasé muy bien, muy pronto la implacable vida me trajo de regreso a mi patética situación de siempre.

martes, 16 de junio de 2009

El cibertriángulo


Ella se casó enamorada, como lo hacen la mayoría de las parejas jóvenes. Por su cerebro jamás pasó la palabra infidelidad, sino todo lo contrario: era una entusiasta de la pareja, de la eterna felicidad conyugal.

Pasó varios años encantada, apostando por su compañero, hasta que un día, sin esperarlo, apareció el otro: una amiga cercana, no consciente del daño que iba a causar, fue la responsable.

Así, Francisca fue invitada por su amiga a conocer la Internet, y en particular le sugirió, para que desarrollara sus capacidades intelectuales y artísticas, disponer de uno de esos postmodernos y fascinantes entes que conocemos como blogs, extensiones cibernéticas de nuestras almas y sentimientos, lugares íntimos y públicos al mismo tiempo, en donde mostramos al universo quiénes somos, como pensamos y cómo sentimos.

Aunque Francisca era tímida para externar sus opiniones, sentimientos y afectos, aquel nuevo e inesperado lugar personal en la web la sedujo, mucho más de lo que hubiera podido hacerlo un nuevo compañero.

Ella, sin darse cuenta, empezó a dedicarle más horas a la intimidad de su blog que a su marido y a sus hijos. No se daba cuenta de que aquello se convertía poco a poco en una dependencia, en un vicio, algo que ejercía en ella una atracción extraordinaria.

En su ingenua ignorancia, y partiendo de la base subjetiva de que lo publicado en su blog eran temas bellos, cultos y afectivos, se sentía muy orgullosa de su nuevo amante.

Llegó el día, sin embargo, en que su marido le hizo –con toda razón- algunos leves reclamos acerca del abandono de ciertas actividades del hogar y la familia. Ella lo interpretó como celos injustificados, así que lo invitó a conocer la íntima belleza de su blog. Eso debía ser suficiente para que la comprendiera…Le dio la dirección web de su sitio en la Internet:

www.confesionesintimasdefrancisca.blogspot.com

esperando que el preocupado esposo lo leyese y la admirase por tanta belleza ahí contenida.

El marido era un hombre muy ocupado, y de alguna manera ignoró la invitación de Francisca, quien, tras de insistir varias veces, empezó a sentirse frustrada, traicionada, abandonada.

Durante varios meses ella esperó en vano una visita conyugal a su blog, pero no: él seguía inmerso en sus obligaciones cotidianas.

Las cosas se fueron tensando, al extremo de que la frustrada Francisca empezó a suponer que su marido había dejado de quererla, que la ignoraba y menospreciaba.

Fue entonces que ella concluyó que en su vida no cabían dos amores. Uno de ellos sobraba, y decidió que éste era su marido: su blog no le daba más que enormes satisfacciones cada día.

Y así fue que, una ociosa tarde de verano, Francisca decidió poner cianuro en la sopa de su marido, pensando que con su muerte, ella podría disfrutar más tiempo de su querido y maravilloso blog el resto de su vida.

Después de la cena, mientras el cianuro surtía su efecto, ella pidió a su esposo de una manera caramelosa y seductora que leyese en ese momento tan sólo la última publicación en su blog, mientras ella salía un momento a la calle a ver a la vecina.

Él lo hizo, y lo que leyó lo impactó:


MARIDITO:

TENGO QUE CONFESARTE QUE TE ENGAÑO DESDE HACE VARIOS AÑOS CON MI BLOG.

YO SOY UNA MUJER FIEL, INCAPAZ DE TENER DOS AMORES. UNO DE LOS DOS SOBRA EN MI VIDA, Y ÉSE…ERES TÚ.

EN CUESTIÓN DE UN PAR DE MINUTOS YA NO EXISTIRÁS. TUVISTE TU OPORTUNIDAD, PERO UN BLOG ES UN BLOG. TÚ NO COMPITES.

BESITOS, CARIÑO.


Un instante después, el marido de Francisca caía fulminado al piso.

El forense nunca pudo determinar si la muerte de éste había sido por envenenamiento debido a las leves trazas de cianuro halladas en la sangre del difunto, o por un infarto del miocardio, producto de un enorme disgusto, hipótesis que sugirió como la más probable.

Ante la anterior incertidumbre, el juez absolvió a Francisca del cargo de homicidio doloso.

El fiscal nunca supo cómo presentar un caso de asesinato pasional en contra de un blog involucrado en un extraño triángulo amoroso.

Francisca vivió un enorme romance durante muchos años con su amor cibernético.

miércoles, 10 de junio de 2009

Reivindicando a las veletas


Hay veletas que obedecen al viento.

Hay veletas viejas y oxidadas que ignoran al viento.

Hay veletas de carácter fuerte que le indican al viento hacia dónde soplar.

Hay toda clase de veletas.

domingo, 7 de junio de 2009

Corriendo tras de Mariana

Apenas tenía seis años cuando por primera vez fui a la escuela. Todo era nuevo, diferente, desconcertante. Nunca había imaginado que existieran tantos niños. Aquello me generaba una especie de mareo, de atosigamiento, y de repente…

Fue un extraño sentimiento
cuando conocí a Mariana.
Era una niña tan dulce
que me alegró la mañana.



A esa edad los sentimientos se mezclan, se confunden. No hay forma de entenderlos. Odiaba a Mariana porque me alteraba, porque me sentía obligado a verla, a seguirla, así que, ante una total falta de opciones producto de mi inexperiencia, decidí molestarla, perseguirla…

Era tanto el desconcierto,
algo que no imaginaba.
Corriendo tras de Mariana.
a diario me la pasaba.

Ella se extrañaba de mi agresivo comportamiento, pero sus sentimientos no diferían en nada de los míos. Se sentía atraída por la magia de aquel inesperado e inexperto acosador, el primer pretendiente de su vida. Por lo menos eso supongo hoy, muchos, muchos años después.

La peinaban con caireles;
y su blusa almidonaban.
Era una niña preciosa,
que sus padres adoraban.

Transcurrió la escuela primaria. Nunca logramos Mariana y yo superar mi acoso, las risas nerviosas, la aparente indiferencia, el negar a los amigos y amigas que sentíamos algo el uno por el otro. El último día de clases, ella, tal vez más madura por el hecho de ser mujer, asumió una responsabilidad de lo que yo era incapaz: se me acercó y me dijo que le gustaba mucho. Me dio un beso en la mejilla, al que yo no supe reaccionar más allá de ruborizarme y quedarme inmóvil.

Aquel beso de Mariana
mucho me había de afectar,
pues pasaron muchos años,
y nunca lo pude olvidar.

La vida es complicada y caprichosa. Nos perdimos cada uno en nuestro mundo. Ambos tuvimos amores y amistades. Vivimos muchas experiencias. Aprendimos a base de golpes y frustraciones. Dejamos atrás el acné, los bailes de quinceañeras, las parrandas de adolescentes, las fiestas en pijama, nos enfrentamos a la presión de los estudios, a la admisión a la universidad, a muchas cosas. Fue entonces que, mientras preparaba un examen en la biblioteca de la facultad….

Una tarde en que estudiaba
a la luz de una ventana
al levantar la mirada
me encontré con mi Mariana



Aquel encuentro fue impactante para mí, y supongo que también para ella. Se había convertido en una mujer muy atractiva. Se sonrojó al verme, y para disimularlo me regaló una hermosa sonrisa. Quise besarla instintivamente, pero enseguida vi que cerca de ella estaba un joven, un novio celoso que, dándose cuenta de nuestra fulminante atracción, se la llevó lejos del lugar inmediatamente. No pudimos ni despedirnos. Algo me pidió correr tras ella –lo acostumbrado en nuestra relación anterior-, pero mi inteligencia me dijo que solamente le generaría problemas. La vi alejarse con tristeza.

De ese encuentro inesperado
fue muy grande impresión:
La tristeza me agobiaba
y me dolió el corazón.

Una vez más nos separaron los años. Ambos nos casamos con otros, hicimos nuestra vida. Tuvimos hijos. Ella enviudó joven, aunque yo nunca lo supe. Como quiera que hubiese sido, yo estaba casado y enamorado de mi esposa, así que los recuerdos de María se difuminaron en mi cerebro, pero jamás, nunca jamás la olvidé.

El beso de aquella niña
yo nunca pude olvidar.
El sonrojo de la joven
siempre quise recordar.

Un día falleció mi esposa. El golpe para mí fue tremendo, después de cuarenta años de casado. Decidí jubilarme. Fue entonces que me enfermé de las piernas, que dejé de caminar por mis propios medios. Primero fueron unas muletas, y finalmente compré una silla de ruedas. Unos años después decidí que era el momento de vivir en un lugar para ancianos. Encontré uno que era mixto, agradable, lleno de jardines y flores. Se llamaba Villa de Montaña. Y ahí, en esas agradables condiciones, una tarde de verano, de manera inesperada, de nuevo apareció Mariana en mi vida.

De nuevo hemos coincidido,
en la Villa de Montaña.
Ahora ando en silla de ruedas…
…corriendo tras de Mariana.

Mariana es una anciana muy bonita. A pesar de sus canas y sus arrugas, sigue siendo la bella niña y la atractiva mujer que yo recordaba. Nos relacionamos enseguida sin tener que pensarlo mucho. Ahora vivimos juntos, felices, en un cuarto matrimonial dentro del asilo. Todas las tardes, ella me saca a pasear por los aromosos jardines, me lee libros, me consiente. Finalmente, aquel sorprendente y frustrado amor infantil, encontró, de manera inesperada, su camino en la vida.



Con el corazón contento
despierto cada mañana,
pues me he pasado la vida
corriendo tras de Mariana.

sábado, 30 de mayo de 2009

Venderse como pan caliente



El horno –veterano y arrogante- de la vieja panadería del pueblo, mentía a los nuevos panecillos que entraban a su hogar a cocinarse -conformados a partir de masa de trigo cruda-, diciéndoles que eran muy afortunados en acudir a él para ser horneados, puesto que, como siempre ocurría en su caso, cumplirían, gracias a él, con la vieja leyenda urbana de venderse como pan caliente.

La realidad era muy diferente: una buena parte de ellos se quedaban por días en el estante de la panadería; otros eran desechados por falta de compradores. Muy pocos cumplían con su misión de acompañar una buena comida, y casi ninguno llegaba caliente a la mesa.

Los panes industrializados, vendidos masivamente en los supermercados, los desplazaban sin piedad.

Un día, el horno de la vieja panadería se apagó para siempre. Nunca más engañó a los panecillos que estaban por nacer.

jueves, 28 de mayo de 2009

Una tarde con mis Temores


Ya estaba yo aburrido de sentir su presencia permanente en mi alma, así que decidí invitarlos a pasar una tarde íntima, todos nosotros, cara a cara. Había que acabar con aquella desagradable situación de una vez por todas.

Me puse mi bata y mis pantuflas. Me senté en mi sillón favorito, esperando que todos mis Temores se presentasen.

Fueron llegando uno a uno, sin orden, de cualquier manera.

Nunca los había visto de frente. Los había imaginado, y sabía que eran feos, pero no tanto: eran de verdad repugnantes, criaturas dignas de formar parte de una desagradable pesadilla.

Les ofrecí asiento frente a mí y una copa de Cognac para relajarnos: no era cualquier reunión.

Con la madurez que dan los años, me puse a observarlos, cual si yo fuera un dios que revisa detalladamente a cada una de sus criaturas para conocerlas, para juzgarlas.

Unos parecían más reales que otros. Algunos lucían enormes; otros no tanto.

Me di cuenta de que algunos de ellos ni siquiera osaron presentarse: temían un careo conmigo, pues eran tan sólo producto de mi imaginación.

Algunos de los presentes alardeaban de su fuerza destructiva, del daño que eran capaces de hacerme, pero era muy obvio que en esa presunción escondían su vulnerabilidad. Era como un juego de poker, en donde valía blofear para derrotar al enemigo.

De improviso me puse de pie para servirme una segunda copa de Cognac, y algunos de ellos se asustaron, pensando en que los iba a agredir. Aprovecharon para salir corriendo. Jamás volví a saber de ellos.

Sólo se quedaron conmigo dos o tres, los más fuertes, lo más reales, los únicos que de verdad podían dañarme.

Pero después de haberlos visto cara a cara, supe que mis Temores no eran criaturas invencibles: como cualquiera de nosotros, tenían puntos débiles.

Al acabar aquella extraña reunión, me sentí reconfortado: supe que ninguno de ellos tenía mi fuerza, mi experiencia, mis ganas de subsistir.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Maravilla tecnológica


El grupo de planeación de aquella poderosa empresa multinacional lo concibió con mucho cariño. Sabían de su potencial económico y de los problemas que resolvería, así que contrataron al mejor personal técnico del planeta para el desarrollo del proyecto.

Fue diseñado con línea aerodinámica perfecta. Los ingenieros encargados de su perfil tridimensional eran expertos en la materia e hicieron un excelente trabajo: penetraría su objetivo de manera excepcional, con el mínimo de resistencia. Las pruebas en los túneles de aire confirmaron lo anterior.

Los fármaco-biólogos asignados al proyecto formularon perfectamente sus contenidos. Todos y cada uno de sus ingredientes tenían una poderosa razón de ser: nada faltaba ni sobraba en aquella mezcla imponente. Disolvería, sin lugar a dudas, lo que se le atravesase.

Su superficie, para acabar de facilitar las cosas, estaba perfectamente lubricada, lo que reduciría al mínimo la fricción, por muy ásperas que fuesen las paredes del ducto objetivo. Decenas de lubricantes fueron probados previamente.

La publicidad previa a su lanzamiento fue desarrollada por una empresa multinacional de primer nivel, lo que garantizaba su éxito comercial.

Su inminente presencia en el mercado fue anunciada globalmente, aprovechando las facilidades tecnológicas de difusión del momento.

Así, gracias a Dios y a la ciencia, el nuevo supositorio para combatir el estreñimiento crónico, apareció aquel día en nuestras vidas.

martes, 19 de mayo de 2009

El león tuerto


Su nombre era Simón.

Perdió un ojo en las vicisitudes de la vida.

Si bien Simón era tan sólo un león de peluche, su supervivencia también estaba en riesgo, tal como si estuviese en la selva.

Un león de peluche al que se le ha caído un ojo es propenso a ser desechado por su propietario, que en este caso era un niño de seis años llamado Leonardo.

Para la fortuna de Simón, Leonardo lo quería mucho, y decidió conservarlo a su lado a pesar de ser tuerto.

A cambio de eso, el agradecido león de peluche dio a Leonardo mucho afecto durante muchas noches, a la hora de irse a dormir.

jueves, 14 de mayo de 2009

El gran paréntesis


Para el nieto, el fin de semana en casa de los abuelos era liberarse un par de días de la pesada disciplina diaria que los padres, con toda razón, le aplicaban.

Para los padres, dejarlo un par de días en casa de los abuelos era un enorme descanso semanal, pues disciplinar a un hijo es de verdad agotador, aunque después renegaban de que éstos lo regresaban totalmente echado a perder.

Para los abuelos, cansados de haber disciplinado durante muchos años a sus hijos, el fin de semana con el nieto en casa era con mucho el mejor momento de su vida.

sábado, 9 de mayo de 2009

Marina


La llamé Marina por ser un hermoso y joven ejemplar hembra de coyote del desierto del norte de México, que disfrutaba la playa enormemente.

La conocí un atardecer mientras descansaba en un campamento vacío de observación de ballenas al que llegué prematuramente. Solamente estábamos ahí yo, el encargado de las cabañas, y, desde luego, la encantadora Marina, además de los cientos de miles de aves que regresaban a dormir a su isla en la bahía de San Ignacio.

Seguramente ella había nacido después de la promulgación de la ley que prohibía la caza de especies silvestres en la región, pues se mostraba confiada a escasos metros de mí.

La seguí un tramo, intentando intimar con ella, esperando tal vez que reaccionara como un perro que busca el cariño humano, pero no fue así: Marina siempre se mantuvo a varios metros de mí.

Después de todo, el temor al ser humano formaba parte de su ancestral instinto, más allá de cualquier ley y conciencia recientemente concebidas en el cerebro del más terrible depredador del planeta.

jueves, 7 de mayo de 2009

El centro del universo


A pesar de que sabía todo acerca del Big Bang; a pesar de toda su objetividad científica; a pesar de que siempre atacó el antropocentrismo religioso; a pesar de muchas cosas…aquel sabio no podía dejar de pensar que él era el centro del universo, el único objetivo de la Creación.

martes, 5 de mayo de 2009

El búho


Por sus enormes ojos que brillaban en la oscuridad de la noche, todos los roedores de esa arboleda estaban sigilosos, pensando que en cualquier momento serían divisados por el terrible búho.

Sin embargo, la preocupación del depredador nocturno no era, en esos momentos, la caza de animalejos. Su angustiada mente estaba centrada en su compañera de toda la vida, que esa noche no había regresado con él, seguramente atraída para siempre por el atractivo ulular de otro búho.

lunes, 4 de mayo de 2009

Lucha de clases en la sartén


Ellos eran producto de una cruza genética privilegiada, que había generado gallinas de alta productividad. Eran del tamaño máximo que permitía el selectivo mercado de huevos, además de poseer un color amarillo rojizo muy apreciado. Ambos lo sabían de sobra.
El tocino era de origen más humilde. Fue comprado en un puesto insignificante del mercado, y procedía de una piara criolla sin mayores pretensiones genéticas.
Cuando los tres cayeron casi al mismo tiempo en la sartén, el aceite, angustiado por lo que se veían venir, generó un ruido extraordinario. Pero mucho más fuerte fue el lamento clasista de los huevos de elite, al verse en contacto con la chusma del tocino de origen desconocido.
De alguna manera, la crisis duró tan solo tres minutos, y entonces, ya fritos, los dos huevos y el tocino fueron puestos en un plato que enseguida llegó a la mesa.
Para acabar con la altivez de los huevos, el comensal pidió que se le sirviera una ración adicional del sabroso tocino.

domingo, 3 de mayo de 2009

La particular forma de amar de Margarita


Ella era una bellísima mujer que apenas llegaba a los treinta años. Era dulce como la miel, y su vida amorosa siempre había sido intensa y satisfactoria.

Había tenido en esos años seis novios con los que había intimado de una manera única, extraordinaria, y no solamente los llevaba en su recuerdo.

El enamorado en turno era Gabriel, un chico apuesto y agradable, que de verdad la amaba. Estaban muy cerca de dar el siguiente paso en aquel creciente romance.

Él soñaba con pasar un fin de semana íntimo y delicioso en el piso de Margarita, para demostrarle su amor y pasión.

Ella también soñaba con pasar ese sábado con Gabriel de una manera íntima, pero un poco diferente.

Él se preguntaba cómo proponer a Margarita avanzar en esa prometedora relación sin que ella se sintiese ofendida.

Ella se preguntaba cuál sería la receta culinaria apropiada para comérselo. Los condimentos constituían el toque romántico de la alta cocina que ella tanto disfrutaba.

La otra duda en su mente era el tiempo de residencia en el horno para que la musculosa carne de Gabriel llegase a su punto óptimo.

jueves, 30 de abril de 2009

El club de los escritores frustrados


La competencia no es un invento del capitalismo, sino de la perversa naturaleza.


He aquí que, en un contexto de sobrepoblación de todo tipo de seres humanos, cientos de miles de millones de escritores de todos los estilos imaginables, peleaban por diez o doce lectores disponibles, quienes además no estaban dispuestos a gastar recursos, así que, ganar dinero con eso del hábil bolígrafo (o teclado, da lo mismo), era, en toda la extensión del concepto, una verdadera quimera, una mala broma en un mal día.

Fue entonces que uno de esos desesperados escritores convocó a aquella inconmensurable multitud de protoliteratos a unirse para un único propósito: hacer un convenio con la Sociedad Mundial de Psicólogos para lograr precios módicos en las sesiones terapéuticas relacionadas con la frustración.

Lamentablemente, los minimizados honorarios de los terapeutas rebasaban con mucho las expectativas y posibilidades de los escritores, quienes, ante una pasmosa realidad, optaron por seguir en la absoluta desesperación.

PD: se aceptan membresías.

martes, 28 de abril de 2009

Nací felino


Soy un gato doméstico, pariente cercano de los linces del bosque, de los tigres de Bengala, de los leopardos del Kalahari, de las panteras negras del África recóndita, de los pumas de los Andes…

Me siento muy orgulloso de mi linaje, pero resulta que soy pequeño y comodino.
Dicen las leyendas urbanas que los gatos cazamos ratones. Eso es una gran falacia. Los ratones son demasiado ágiles, además de asquerosos.

Yo me nutro de croquetas de supermercado, formuladas con complementos vitamínicos que evitan la caída de mi pelaje, en elegante plato de plástico rojo.

Lo único que tengo que hacer para ganarme esos privilegios es ser afectivo con mis amos, a quienes les basta un leve ronroneo y una restregada de mi esponjoso rabo por sus piernas.

Dormito casi todo el tiempo, me estiro a placer y observo el mundo pasivamente con mis hermosos ojos de color verde gato.

Me pregunto si se le puede pedir algo más a esta vida.

sábado, 25 de abril de 2009

Kafka reloaded


Anoche soñé que era un hombre sabio que soñaba que era un hombre torpe que soñaba que era un hombre sabio que soñaba que era un hombre torpe…

Ahora no sé si soy un hombre torpe o un hombre sabio.

Lo que me queda claro es que los somníferos que me recomendaron me afectan.

miércoles, 22 de abril de 2009

El Éxito


Misteriosa criatura de ciencia ficción radicada en lejanísimo Más Allá; ente caprichoso imposible de atrapar; ser muy requerido por rezos, sacrificios y plegarias; ánima completamente ajena al mundo de la lógica; engendro imposible de comprender por los desesperados humanos; esencia burlona que promete y rara vez cumple…el Éxito se mofa día a día de todos nosotros con su sarcástica e insoportable sonrisa monalisesca.

martes, 21 de abril de 2009

La enorme carcajada del Gran Misterio


Mientras que miles de religiones hurgan (o pretenden hurgar) en la cosmogonía del Universo; mientras que millones de charlatanes lucran con las necesidades humanas de saber qué hay detrás de esta vida; mientras mucha gente muere por creencias inverosímiles; mientras científicos e intelectuales debaten en lo absurdo…el Gran Misterio se carcajea de todos nosotros tras bambalinas.

lunes, 20 de abril de 2009

El escritor lleno de recursos


Era un escritor tan hábil y lleno de recursos, que sorprendió a la comunidad literaria al concluir el famoso Cuento de Nunca Acabar.

jueves, 16 de abril de 2009

El plagio


Lo que para el representante legal parecía ser una oportunidad de demanda para resarcirse de los ingresos que nunca llegaron, para el escritor, con la cuenta de cheques vacía y la autoestima por los suelos, fue una noticia de verdad refrescante, pero en otro sentido.

Lo que inmediatamente hizo el autor, ignorando las opiniones dramáticas y radicales de su representante, fue llamar al plagiario de sus textos para dos asuntos muy importantes:

Primero, para agradecer que le hubiese gustado su obra más que las de otros escritores. Era para él un verdadero placer ser plagiado.

La segunda, para felicitarlo por haber sido capaz de lucrar en serio con las mismas creaciones que él y su representante jamás fueron capaces de comercializar.

miércoles, 15 de abril de 2009

Formina, la hormiga objetora


Nació hormiga, como otros nacemos sapos, dragones, libélulas o libros de poesía.

La mayoría de nosotros, las criaturas de este incomprensible Universo, nos conformamos con los designios de la Naturaleza, y muchas ni siquiera nos preguntamos por qué somos lo que somos, y simplemente nos dedicamos a ser aquello para lo que fuimos creados, día tras día, toda la vida.

No era el caso de Formina.

Desde que emergió de la larva y sintió el pesado ambiente del hormiguero, percibió resignaciones que la rebasaban.

Renegó del instinto que le fue impuesto, que la obligaba a cumplir con funciones rutinarias muy por debajo de sus capacidades.

Renegó de la jerarquía que la ponía en el nivel de obrera, obligada a nutrir a las larvas hijas de la obesa y repugnante hormiga reina.

Un día decidió emigrar para fundar una colonia de hormigas libres y pensantes en algún otro lugar, ante las antenas atónitas de sus compañeras que no podían entender de razonamientos.

Lamentablemente, un pájaro hambriento no tardó mucho en terminar con un precioso sueño de emancipación y libertad. Formina pagó su audacia participando como víctima en la inevitable cadena alimentaria.

domingo, 12 de abril de 2009

La tortilla de patatas


Normalmente, las tortillas de patatas se cocinan y pasan a la mesa para ser comidas. Eso es todo.

Pero éste no fue el caso de nuestra tortilla de patatas.

Por alguna extraña influencia astral o culinaria –jamás lograremos saberlo-, ésta, desde que fue conformada en la sartén, poseyó una anormal forma de conciencia.

Sabía que su vida iba a ser corta, si acaso de un par de días, así que tenía que aprovecharlos.

También sabía que conformaba uno de los platos típicos de una nación famosa por su cocina mediterránea, lo que la llenaba de orgullo…y de responsabilidades.

Por todo lo anterior, nuestra tortilla se concentró en sí misma. Convenció apasionadamente a todos sus ingredientes (huevo, aceite de oliva, chorizo, patatas, cebolla y sal) de que, en el momento oportuno, debían estar en su mejor forma para generar un sabor óptimo y una memoria gastronómica digna del mejor restaurante del país.

A la hora de la verdad, fue colocada en la mesa frente a un grupo de hambrientos turistas alemanes que visitaban España por primera vez.

Pasó a mejor vida, devorada ávidamente por aquellos vacacionistas de pelo rubio.

Fue acompañada en su aventura final por un vino tinto de la Rioja que se entremezcló con ella íntimamente.

Lo último que nuestra tortilla de patatas logró escuchar, fue un eructo sajón de satisfacción total, razón por lo que se dejó digerir orgullosamente por aquellos intestinos de origen extranjero.

Ella nunca lo supo, pero los glotones alemanes, muy satisfechos de su anterior elección, decidieron pedir una segunda tortilla de patatas.