domingo, 7 de marzo de 2010

La batalla


La mosca, fingiendo estar distraída, se dejó atrapar por una pegajosa telaraña.

Cuando la araña sintió las vibraciones del movimiento desesperado del insecto, empezó a avanzar hacia éste para devorarlo.

Justo cuando estaba a punto de clavarle sus afilados incisivos, la mosca, haciendo uso de un antiadherente de última generación, salió de la trampa y disparó un dardo envenenado al ingenuo arácnido.

Éste, a increíble velocidad, se vio envuelto por un chaleco antidardos, y con sus dos patas delanteras, lanzó un chorro de fuego con un lanzallamas inédito.

La mosca evitó las quemaduras gracias a un impermeable anti-fuego que traía puesto, y respondió atacando a la araña con un arma de rayos laser. Ésta emitió una capa protectora antiláser, sacó un lanzamísiles increíble, y…

Fue entonces cuando ambas, mosca y araña, fueron atrapadas por el lengüetazo de un sapo hambriento que nada sabía de tecnologías modernas.

La mosca le supo a gas mostaza, y la araña le resultó un poco dura por una armadura de platino que traía puesta, pero ambas fueron digeridas adecuadamente.

Un satisfactorio eructo del sapo dio por concluidas las hostilidades.

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