martes, 10 de noviembre de 2009

Shira y las lagartijas malditas


Shira, mi perra Pastor Alemán, no puede comprender que unas criaturas insignificantes puedan trepar paredes sin ser víctimas de la omnipresente gravedad de nuestro planeta.

Yo, siendo humano y con algo de escolaridad, puedo comprender que la evolución dotó a las lagartijas de características que les permiten hacerlo.

Shira las odia, porque no puede concebir que lo hagan sin ser cómplices de hechiceros malditos, de criaturas diabólicas que les facilitan el hacerlo, a cambio de algo perverso que ella presiente.

Por eso, cuando cada mañana la llevo a pasear y pasamos frente al muro de las lagartijas, ella les ladra indignada, tratando de salvar a los seres buenos de nuestro mundo de la malignidad de esos espantosos seres escamosos y verdes que desafían cínicamente la lógica de la ciencia.

Algún día, tal vez Shira comprenda que la Naturaleza nos dio a cada especie características especiales que nos distinguen.

Mientras tanto, ella, cada mañana, despierta a todos los vecinos con sus enardecidos ladridos, convencida de que está salvando al mundo de la perversidad de las lagartijas malditas.

3 comentarios:

Joice Worm dijo...

Pienso que Shira no comprendería mi existencia. Estoy como pregada a las paredes de la vida, no sé como conseguir mi subsitencia y ya pienso en Shira como una amiga que me quitaria la inquietud...

Legendario dijo...

Hola, Joice:

Tenía tiempo sin saber de tí.

Te mando un abrazo.

Joice Worm dijo...

Bueno, he pensado mejor en la existencia de Shira. Ella también está pregada en el suelo en la busqueda de algo para merendar y yo tengo que hacer lo mismo. Es la cadena. Tal vez me salve cuando dejar de pensar que soy una lagartija, a que sí... jaja.