jueves, 6 de agosto de 2009

La indiferencia de la piedra


Todo aquello ocurrió en su presencia.

El pequeño lince jugueteaba distraído con una mariposa, cuando una boa se acercó sigilosa por su espalda. Con un enorme y rápido estiramiento, se lanzó sobre él y lo prendió por una de sus patas.

El pequeño felino, todavía sorprendido, sacó sus filosas garras y atacó al enorme ofidio en sus ojos.

La sangre del reptil manó como un chisguete, pero en ningún momento soltó a su presa.

Poco a poco, las fuerzas del lince mermaron, mientras la gigantesca y sangrante boa lo engullía sin piedad. Como sea, el drama de la naturaleza duró casi media hora.

Finalmente no quedó del felino más que un ensanchamiento en el vientre del ofidio.

La indiferente piedra observó todo aquello sin hacer el menor gesto.

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