domingo, 3 de mayo de 2009
La particular forma de amar de Margarita
Ella era una bellísima mujer que apenas llegaba a los treinta años. Era dulce como la miel, y su vida amorosa siempre había sido intensa y satisfactoria.
Había tenido en esos años seis novios con los que había intimado de una manera única, extraordinaria, y no solamente los llevaba en su recuerdo.
El enamorado en turno era Gabriel, un chico apuesto y agradable, que de verdad la amaba. Estaban muy cerca de dar el siguiente paso en aquel creciente romance.
Él soñaba con pasar un fin de semana íntimo y delicioso en el piso de Margarita, para demostrarle su amor y pasión.
Ella también soñaba con pasar ese sábado con Gabriel de una manera íntima, pero un poco diferente.
Él se preguntaba cómo proponer a Margarita avanzar en esa prometedora relación sin que ella se sintiese ofendida.
Ella se preguntaba cuál sería la receta culinaria apropiada para comérselo. Los condimentos constituían el toque romántico de la alta cocina que ella tanto disfrutaba.
La otra duda en su mente era el tiempo de residencia en el horno para que la musculosa carne de Gabriel llegase a su punto óptimo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario