jueves, 30 de abril de 2009

El club de los escritores frustrados


La competencia no es un invento del capitalismo, sino de la perversa naturaleza.


He aquí que, en un contexto de sobrepoblación de todo tipo de seres humanos, cientos de miles de millones de escritores de todos los estilos imaginables, peleaban por diez o doce lectores disponibles, quienes además no estaban dispuestos a gastar recursos, así que, ganar dinero con eso del hábil bolígrafo (o teclado, da lo mismo), era, en toda la extensión del concepto, una verdadera quimera, una mala broma en un mal día.

Fue entonces que uno de esos desesperados escritores convocó a aquella inconmensurable multitud de protoliteratos a unirse para un único propósito: hacer un convenio con la Sociedad Mundial de Psicólogos para lograr precios módicos en las sesiones terapéuticas relacionadas con la frustración.

Lamentablemente, los minimizados honorarios de los terapeutas rebasaban con mucho las expectativas y posibilidades de los escritores, quienes, ante una pasmosa realidad, optaron por seguir en la absoluta desesperación.

PD: se aceptan membresías.