martes, 7 de abril de 2009

La rebelión de las lechugas


Seguramente por el abuso en el empleo de insecticidas químicos, las lechugas de aquella huerta lograron un brote de conciencia de clase, y decidieron rebelarse contra Juan, el propietario de la finca, exigiendo fertilizante de más calidad, más agua y una forma de recolección más digna. Decidieron hacer huelga de hambre sin asimilar nutrientes, por lo que durante una semana dejaron de crecer.

Juan, que nada sabía de genética ni de inteligencia vegetal, ni le interesaba, y sí conocía mucho de manejo de personal conflictivo, optó simplemente por cortarlas como estaban y rematarlas en el mercado, y cambiar la cosecha por alcachofas, plantas bastante menos complicadas, no sin antes advertir severamente a las semillas de éstas que en su propiedad no se toleraban sindicatos ni agrupaciones vegetales.

Ninguna semilla de alcachofa osó abrir la boca.

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