miércoles, 15 de abril de 2009

Formina, la hormiga objetora


Nació hormiga, como otros nacemos sapos, dragones, libélulas o libros de poesía.

La mayoría de nosotros, las criaturas de este incomprensible Universo, nos conformamos con los designios de la Naturaleza, y muchas ni siquiera nos preguntamos por qué somos lo que somos, y simplemente nos dedicamos a ser aquello para lo que fuimos creados, día tras día, toda la vida.

No era el caso de Formina.

Desde que emergió de la larva y sintió el pesado ambiente del hormiguero, percibió resignaciones que la rebasaban.

Renegó del instinto que le fue impuesto, que la obligaba a cumplir con funciones rutinarias muy por debajo de sus capacidades.

Renegó de la jerarquía que la ponía en el nivel de obrera, obligada a nutrir a las larvas hijas de la obesa y repugnante hormiga reina.

Un día decidió emigrar para fundar una colonia de hormigas libres y pensantes en algún otro lugar, ante las antenas atónitas de sus compañeras que no podían entender de razonamientos.

Lamentablemente, un pájaro hambriento no tardó mucho en terminar con un precioso sueño de emancipación y libertad. Formina pagó su audacia participando como víctima en la inevitable cadena alimentaria.

1 comentario:

Joice Worm dijo...

A ver se mañana vengo aqui otra vez. Ya estoy atrasada en mis lecturas de mi escritor particular.
Sabes que te quiero mucho, no lo sabes?