jueves, 16 de abril de 2009

El plagio


Lo que para el representante legal parecía ser una oportunidad de demanda para resarcirse de los ingresos que nunca llegaron, para el escritor, con la cuenta de cheques vacía y la autoestima por los suelos, fue una noticia de verdad refrescante, pero en otro sentido.

Lo que inmediatamente hizo el autor, ignorando las opiniones dramáticas y radicales de su representante, fue llamar al plagiario de sus textos para dos asuntos muy importantes:

Primero, para agradecer que le hubiese gustado su obra más que las de otros escritores. Era para él un verdadero placer ser plagiado.

La segunda, para felicitarlo por haber sido capaz de lucrar en serio con las mismas creaciones que él y su representante jamás fueron capaces de comercializar.

No hay comentarios: