
Me desperté siendo yo mismo, el de siempre, después de un sueño en donde todo era a mi favor, o sea, en donde yo era otro mejor que yo, alguien que de verdad me hubiese encantado ser.
Quise volver a dormir para ser el triunfador de hacía tan sólo unos momentos, pero el despertador, el mismo despertador de siempre, se encargó de recordarme una y otra vez, y con el mismo rin-rin de todos los días, que seguiré siendo el mismo.
Entonces salí de la cama para hacer lo mismo de siempre.
2 comentarios:
Por eso no tengo despertador. Vivo a soñar...
Depende de lo agradables que sean los sueños. A veces es mejor dormir, a veces es mejor despertar.
Un abrazo, amiga.
Publicar un comentario