sábado, 20 de diciembre de 2008

El silencio de las nueces


Era un nogal obsesionado con llevar la contraria.

Vivía consciente de que sus nueces eran pocas y exageradamente ruidosas, así que decidió pedirles atentamente que fueran más silenciosas, y él, a cambio, sería más productivo en lo sucesivo.

El dueño del nogal, creyente en los refranes populares, quedó por siempre desconcertado.

1 comentario:

Joice Worm dijo...

Ups... Fue el primero cuento que no lo comprendi... Tengo que leer más despacio...