
Era un nogal obsesionado con llevar la contraria.
Vivía consciente de que sus nueces eran pocas y exageradamente ruidosas, así que decidió pedirles atentamente que fueran más silenciosas, y él, a cambio, sería más productivo en lo sucesivo.
El dueño del nogal, creyente en los refranes populares, quedó por siempre desconcertado.
1 comentario:
Ups... Fue el primero cuento que no lo comprendi... Tengo que leer más despacio...
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