viernes, 3 de octubre de 2008
El trágico destino de la sabandija
En cuanto rompió el cascarón de su huevo y se vio de cuerpo entero a la luz del día, se dio cuenta de que había nacido sabandija.
Eso no era nada bueno, pues, como ella sabía, traía muchas consecuencias negativas: sería repugnante y asquerosa, y por si eso fuera poco, viviría en lugares sucios y húmedos, además de ser malvada y ponzoñosa.
Intentó regresar al huevo y recolocar los pedazos de cascarón en el lugar original, como para negar su nacimiento, pero todo fue inútil: ya no cabía en ese lugar.
Así, la sabandija tuvo que enfrentar su suerte de ser sabandija por el resto de sus días, sin jamás haberlo deseado ni merecido.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Es cierto que cuando se nace el destino ya está trazado... poco se cambia.
Publicar un comentario