sábado, 26 de abril de 2008

La inenarrable tragedia de una gota de agua

Sus moléculas se conocieron en aquella nube negra que el viento llevó hacia la alta montaña. Las circunstancias quisieron que todas ellas juntas enfrentaran el resto de la larguísima jornada, convirtiéndose en fatal unidad. Fue ahí cuando el destino selló su suerte, y ella supo –por un lamentable dejá vu- que su futuro sería de verdad complicado y denigrante.

Así, entre enormes descargas eléctricas, se hizo la lluvia.

Fue parte de un torrente que bajó por una rocosa cañada en los despeñaderos de la sierra. Llegó a ser parte de un impetuoso río de gran caudal, que, lamentablemente, atravesaba un área urbana.

En una inevitable represa de concreto, fue succionada por un gran ducto y llevada a una planta potabilizadora. Después de rozarse con humillantes moléculas de cloro y desinfectantes de toda índole, fue bombeada hacia la gran ciudad. Por más que quiso evitarlo, fue entubada.

Cayó en una cisterna no del todo higiénica, y pocos días después, fue reclamada una bomba doméstica y llevada –como estaba previsto por el pavoroso destino- al grifo de la cocina.

No pudo evitarlo. Fue parte de la fatalidad hidráulica.

Por más que se aferró a las paredes de la llave del agua, se convirtió en la desprestigiada gota que derramó el vaso.

2 comentarios:

Joice Worm dijo...

Parece a pesar de ser água, también la misma história da viajen humana.
(Un abrazo de Joice Worm)

Poncho Knox dijo...

Hola, muy buen texto, coro pero rico metaforicamente!