Nuestras queridas esposas
merecen consideraciones,
y nosotros, sus esposos,
les daremos atenciones
Llevaremos lo del gasto
para comprar la comida
pagaremos las escuelas,
luz, agua y raticida.
Les pondremos un altar
merecido y duradero
para que se sientan reinas
entre estufa y lavadero
Todo esto está muy bien,
pero está condicionado
a que planchen bien la ropa
y hagan un buen estofado.
Deben cuidar a los niños
con gusto y dedicación.
No queremos oír quejas
de falta de vocación.
Deben tenernos paciencia
mientras en el bar estamos,
y llevarnos la cerveza
cuando el fútbol disfrutamos.
Y si tenemos querida,
debe haber resignación.
Recuerden que la querida
nos brinda más emoción.
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