Oculto, acechando, siempre queriendo rebasar al más oscuro pesimismo y cualquier previsión imaginable, él espera pacientemente el menor resquicio de oportunidad para arruinar sin piedad nuestros proyectos más importantes. Y así, justo cuando pensamos que todo está resuelto favorablemente, el Peor de los Escenarios aparece y arrasa con todos nuestros satisfactores.
Sólo de esta manera se puede explicar por qué ayer –mientras me desayunaba- se me cayó al suelo mi pan con mermelada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario