jueves, 7 de febrero de 2019

Corrigiendo la obra de Dios




Por una innecesaria prisa que Él mismo generó, trató de hacer un mundo en siete días. Obviamente, como era un Dios primerizo, su obra –digan lo que digan- fue bastante imperfecta.

Afortunadamente, su segundo de abordo, comprometido de lleno con los objetivos del equipo de trabajo, puso discretamente las manos a la obra:


Hizo que la piel de los sapos fuese tersa y sin granos.

Logró que los murciélagos fuesen guapos.

Dotó de patas a las serpientes.

Eliminó las jorobas de camellos y dromedarios.

Redujo el cuello de las jirafas.

Obligó a los leones machos a apoyar a las hembras en la cacería de presas.

Eliminó los inútiles pezones de los hombres.

Hizo esbeltos a los cerdos.

Redujo el tamaño de la boca de los hipopótamos.

Eliminó las espinas de las rosas.

Hizo que la lluvia sobre el mar cayese sobre los desiertos….


…. y permitió que mi amada esposa se atravesase por mi camino.

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