
Como todos los años desde hacía mucho tiempo, estas particulares criaturas llegaron a aquel recinto del alma, una tras otra, con toda seriedad y parsimonia.
El primero en llegar fue Dejardefumar, pero enseguida lo acompañó Iradiarioalgimnasio. Un poco después apareció Bajardepeso, de la mano de Ahorrarmuchodinero.
Siguió el desfile con Tomarmenosalcohol , Sacarbuenascalificaciones, Nofaltaraltrabajo, Aprovecharmejoreltiempo, Pasarmastiempoconmishijos, Nocometertantasestupideces y muchos otros compañeros, todos ellos con apariencia formal, luciendo de verdad convincentes.
Así, tomados de la mano, se formaron solemnemente en el recinto, esperando con tranquilidad a que sonasen las doce campanadas, que corearon con entusiasmo:
¡Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce!
Y en ese momento, como ocurría año con año desde hacía mucho tiempo, todos los Propósitos de Año Nuevo soltaron simultáneamente una estruendosa carcajada, y regresaron a su lugar de origen, a la Tierra de las Promesas Incumplidas.
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