domingo, 26 de diciembre de 2010

La madurez del muerto


Una vez que su corazón dejó de latir, como por arte de magia su boca dejó de decir estupideces.

2011


A pesar de ser un pequeño bebé aún por nacer, 2011 era una criatura sabia y madura.

Antes de su nacimiento, se preocupaba por los miles de millones de personas que sobre él generaban expectativas de mejora económica, de felicidad, de fantasías que él jamás podría cumplir por más que se esforzase.

Moría de ganas de confesar a voces que vendría acompañado de dramas, de guerras, de terrorismo, de crisis económicas, de desastres naturales y de deterioro ecológico.

Pero nadie lo escuchaba; nadie razonaba al respecto.

Peor aún: unos segundos antes de nacer, las multitudes ebrias e inconscientes brindaban por eventos maravillosos y fantásticos que él sabía que no iban a ocurrir durante su vida.

Después de la duodécima campanada del año 2010, vino al mundo, completamente apesadumbrado por la gran cantidad de absurdas expectativas que pendían sobre él, sabiendo que pronto decepcionaría a toda la humanidad.

Quiso consolarse pensando que no era su problema el que la humanidad fuese tan crédula, inmadura e ingenua, pero no lo logró: los petardos, la música y los ruidos de algarabía acallaron sus llantos y advertencias.

2011 había venido al mundo.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Criaturas decembrinas


Como todos los años desde hacía mucho tiempo, estas particulares criaturas llegaron a aquel recinto del alma, una tras otra, con toda seriedad y parsimonia.

El primero en llegar fue Dejardefumar, pero enseguida lo acompañó Iradiarioalgimnasio. Un poco después apareció Bajardepeso, de la mano de Ahorrarmuchodinero.

Siguió el desfile con Tomarmenosalcohol , Sacarbuenascalificaciones, Nofaltaraltrabajo, Aprovecharmejoreltiempo, Pasarmastiempoconmishijos, Nocometertantasestupideces y muchos otros compañeros, todos ellos con apariencia formal, luciendo de verdad convincentes.

Así, tomados de la mano, se formaron solemnemente en el recinto, esperando con tranquilidad a que sonasen las doce campanadas, que corearon con entusiasmo:

¡Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce!

Y en ese momento, como ocurría año con año desde hacía mucho tiempo, todos los Propósitos de Año Nuevo soltaron simultáneamente una estruendosa carcajada, y regresaron a su lugar de origen, a la Tierra de las Promesas Incumplidas.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Las amigas neuronas


Hacía ya algún tiempo que aquel grupo de neuronas amigas de toda la vida no se reunía para platicar y generar ideas traviesas como antaño.

Aquella tarde decidieron juntarse, y revivieron muchos recuerdos entre sus dendritas.

Cuando ya era tarde y el oxígeno de las venas del cerebro empezaba a escasear, alguna de ellas ordenó al cerebro generar un largo bostezo. Las otras protestaron diciéndole que no hiciera eso, porque la noche –para ellas- apenas empezaba.

¡Juguemos a crear un personaje divertido!”, sugirió una de ellas.

¡Sí!, yo sugiero que esté completamente loco”, comentó entusiasmada otra neurona.

Y que tenga un porte ridículo”, dijo otra.

¡Que sea larguirucho y enjuto, con nariz aguileña, para que los lectores se rían de él!”, completó la primera.

¿Enjuto, larguirucho, loco y con nariz aguileña? ¿Qué lector no se moriría de la risa con ese personaje?”, opinó una de ellas. “Será un verdadero payaso literario, ja ja ja”.

Pero entre las carcajeantes amigas neuronas, había una que no estaba del todo de acuerdo, quien opinó:

Estamos siendo muy crueles con ese personaje, ¿no creen? Además, el mundo literario está saturado de personajes ridículos. Debemos darle al nuestro otros atributos que lo distingan del montón”.

Bien -dijo la primera neurona-: hagámoslo al mismo tiempo noble de corazón, valiente y enamorado”.

Y con una alta escala de valores. Que sea un personaje que enseñe a los lectores de aspectos morales, que bien hacen falta en el mundo”, dijo otra de ellas.

Hecho está: será enjuto, larguirucho, aguileño, bastante loco, pero al mismo tiempo sobrio, ético, valiente, noble de corazón y respetuoso de su amada”, concluyó una de ellas.

Y llamémoslo Don…"

Y ese momento, el adormilado dueño de aquel cerebro, despertó gritando: “¡Don Quijote, sí: se llamará Don Quijote de la Mancha. Será un caballero medieval enjuto, larguirucho, aguileño, bastante loco, pero al mismo tiempo sobrio, ético, valiente, noble de corazón y respetuoso de su amada

Miguel de Cervantes Saavedra no pudo conciliar el sueño en el resto de la noche.