sábado, 5 de junio de 2010

El extraño caso del suicidio de la letra equis


Su enorme e indudable eXperiencia en la literatura, en la sintáXis, en la gramática, e incluso en la eXtraña álgebra, la hacían sentirse eXtraordinaria. Su imagen estaba siempre relacionada con el misterio, con lo desconocido, con lo eXótico. De todo eso no le cabía la menor duda.

Se eXhibía en teXtos y libros sabiendo que era lo máXimo: una eXcelente y eXitosa letra fonéticamente fuerte que –según creyó ella- jamás caería en eXcesos.

Pero eXternó demasiado su eXcelencia en el eXterior.

Fue entonces que ella supo que era una eXcepción a una importante regla, al enterarse de que era la única letra del alfabeto que no aparecía en su propio nombre, por lo que eXpiró de voluntaria tristeza y eXagerada depresión.

Las demás letras del alfabeto eXperimentaron sorprendidas este lúgubre e ineXplicable evento gramatical durante sus eXequias literarias.

La Lengua Castellana, muy preocupada por el suicido de esa eXperimentada letra, la remplazó inmediatamente por la letra “ese”, pero las cosas jamás volvieron a ser igual en nuestro eScelente y eStendido idioma.

Descanse en paz la otrora eScelsa letra equis.

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