lunes, 29 de marzo de 2010

La pompa de jabón y el puercoespín


Hubo una vez una pompa de jabón muy frágil y sensible que, como cualquier otro ser normal del universo, quería ser feliz y rodearse de amigos. Vivía tranquila, pero de repente los eventos de la vida le recordaban su fragilidad, y pasaba ratos malos con ella misma. Era tal vez voluble e insegura.

Un buen día, pasó cerca de ella un puercoespín amigable que tenía un grave problema: cada vez que él quería demostrar afecto, se acercaba tanto a sus pretendidos amigos, que siempre acababa lastimándolos con sus púas. Algunos lo comprendían, pero otros pensaban que lo hacía a propósito. Por lo anterior él también sufría.

La pompa de jabón y el puercoespín, enseguida que se vieron, quisieron hacerse amigos entre sí, pues estaba en la naturaleza de ambos, pero en el afán de conocerse olvidaron quienes eran.

Fue así que la pompa de jabón se acercó demasiado a su nuevo amigo, y reventó al ser tocada por una de las púas del puercoespín. Éste, sabiendo que había sido responsable de la muerte de su amiga, vivió el resto de su vida en la tristeza, sin apenas salir de su madriguera. Jamás se atrevió a tener amigos, y murió solo y abandonado.

El mundo, tras esa triste historia de afecto frustrado por las circunstancias de la vida, se volvió mucho más melancólico.

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