miércoles, 3 de febrero de 2010
El último de los cuentos mediocres
Aquella noche, las reprimidas y mojigatas musas decidieron tener alcohol, drogas y sexo a lo bestia. No se habían destrampado desde la época de Zeus y Pan hacía miles de años. De verdad les hacía falta, sobre todo considerando que estaban sujetas a enormes presiones.
Como todo su mundo estaba confinado a sus inspirados, no tuvieron más remedio que invitar a escultores, pintores, literatos, poetas e inventores a que las acompañaran. Como sea, los agradables, mundanos y divertidos sátiros qaue tanto las motivaron en el pasado, ya no existían.
La orgía empezó puntual. Los encargados de llevar los suministros fueron los inspirados. A las musas les correspondió la organización del evento.
De alguna manera que no acabo de comprender –o tal vez sí- yo no fui invitado. Mi musa, obviamente hastiada de mí, decidió abandonarme esa noche y, por lo que veo, para siempre.
Mi último cuento mediocre ya ha sido escrito. Vuelvo por obligación a mi rutinaria profesión de siempre.
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1 comentario:
La musa le conoce desde siempre y le inspira, hasta con su ausencia y desprecio. Deve ser una musa muy especial. Quizá sea una musa psicóloga. Jaja.
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