martes, 5 de mayo de 2009
El búho
Por sus enormes ojos que brillaban en la oscuridad de la noche, todos los roedores de esa arboleda estaban sigilosos, pensando que en cualquier momento serían divisados por el terrible búho.
Sin embargo, la preocupación del depredador nocturno no era, en esos momentos, la caza de animalejos. Su angustiada mente estaba centrada en su compañera de toda la vida, que esa noche no había regresado con él, seguramente atraída para siempre por el atractivo ulular de otro búho.
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