martes, 3 de febrero de 2009

El hongo desmotivado


Él quería ser grande y apreciado como los champiñones del supermercado, o mejor aún como las setas que vendía doña Amalia en el mercado de los jueves.

Deseaba de corazón ser vegetariano y alimentarse del húmedo humus de la fértil tierra boscosa, como hacían muchas especies de hongos en todo el planeta, o tal vez disfrutar de un sombrero de muchos y vivaces colores, aunque por ello se convirtiese en venenoso.

Pero la vida lo hizo carnívoro devorador de células cutáneas y queratina, lo dotó de mala apariencia y de un olor insoportable.

Su hábitat eran los pies humanos, y su nombre, pie de atleta.

3 comentarios:

Joice Worm dijo...

Nada ni nadie está en el mundo por acaso, pienso que todo tiene su importancia, mismo que sea para solo incomodar. A lo mejor, el hongo de pie ha aparecido para el empleado pedir dispensa al jefe... jaja.

Legendario dijo...

Todos somos hijos de Dios, efectivamente.

Joice Worm dijo...

Aunque el hongo aún estea a incomodar, vengo dejarte un beso muy, muy grande!