domingo, 14 de septiembre de 2008

La lagartija maldita

Desde pequeña mostró malos instintos, además de brillante inteligencia. Aprendió a leer muy joven, y su autor favorito fue el Marqués de Sade, quien la inspiró sensiblemente.

Cuando cazaba insectos con su lengua, no los devoraba inmediatamente, sino que los entretenía en la boca para que se estresaran y sufrieran. Después les hacía creer que los liberaba, pero no sin cortarles algunas de sus patas. Los dejaba alejarse para que se esperanzasen antes de volver a atraparlos para arrancarles el resto de sus miembros. Después los dejaba inmóviles achicharrase al sol, y cuando morían deshidratados, ella los devoraba.

Hizo esto durante un par de años, hasta que la rutina la aburrió, así como los insectos y arácnidos.

Ahora tenía nuevas víctimas en mente, más grandes e inteligentes, como los ratones campestres, los conejos, las serpientes, y ¿por qué no?, algún niño humano.

Para ello se preparaba leyendo libros acerca de las andanzas del Conde Drácula, mientras afilaba sus dientes contra las rocas, saboreando su futuro como lagartija vampiro.

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