
No pudo observar el mundo ni sacar conclusiones de nada. Todo pasó demasiado rápido.
Un instante antes de apagarse su esencia, concluyó que su vida había sido demasiado corta, como lo pensamos todos los que compartimos este desconocido escenario llamado universo.

La centella se extinguió en fracciones de segundo, sin siquiera darse cuenta –como ninguno de nosotros- de lo efímero e irrelevante de su existencia.
1 comentario:
Bonita visiòn de una centella que pasa rapida al ojo del hombre...para perderse en la nada.
Ando por aquì visitando blogg.
besitos
Sonia
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