
Ambos quedamos frente a frente, ambos acorralados el uno por el otro y en situación muy incómoda. Era una de esas ocasiones en que ninguno de los dos podía demostrar el menor miedo o debilidad, so pena de pagar enormes consecuencias.
Empecé a sudar frío. Quiero creer que la cucaracha estaba igualmente aterrorizada.
Para tratar de distensionar el ambiente, y pensando que era hembra (y limeña), decidí cantarle una canción: la Flor de la Canela.
"Jazmines en el pelo
y rosas en la cara,
airosa caminaba
la Flor de la Canela...".
Seguía con su mirada fija en mí.
No se inmutó con mi canto, así que concluí que era macho. Entonces le canté Caballero de Fina Estampa.
“Fina estampa caballero,
caballero de fina estampa,
un lucero…”
Antes de que yo terminase la segunda estrofa, el animal se movió un par de centímetros hacia

Fue demasiado: opté por salir corriendo del cuarto de baño.
Nunca más supe del paradero de aquella horrible bestia peruana...ni ella del mío.
1 comentario:
Ai, ai... Fenomenal! Hasta ahora estoy a sonreirme. Odio las cucarachas es un monstruo repugnante para mi. Además lo que pasó para que yo las concidere "monstruos" es ele recuerdo de los días que invadian nustra casa em Brasil con sus alas de color miel... ni roja, ni marron... una cosa en mezcla con la agua que mi dejaba agobiada.
Yo jamás volveria a la ducha sin la plena certeza que el animal ya estubiese muerto, no huido, pero muerto!
Me encantó su descrición amigo!
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