
El sabio y bien intencionado Fin de Semana, tendió un manto de sosiego sobre la atosigada humanidad, en medio de aquellos pavorosos, riesgosos e inevitables rápidos de la Vida.
El Lunes, paciente de nacimiento –además de sublime perverso-, afiló con toda calma sus rencorosas garras para arruinar en su momento aquel apacible remanso. Midió sus tiempos y arremetió contra todo y contra todos.
Una nueva Semana había venido al mundo.
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