domingo, 26 de septiembre de 2010

El ojo


Nació ojo, y con muchas ganas de ver.

No era cualquier ojo, porque la Madre Naturaleza le permitió no tener cuerpo ni cerebro que lo condicionasen.

Por lo anterior, ese particular ojo veía todo lo que quería, arriba y abajo, a la derecha y a la izquierda, en cualquier lugar.

Observó en su vida todo lo que quiso, pero un día cometió un enorme error: se volvió curioso y vio lo que no tenía que haber visto.

Fue sorprendido y atrapado por un sujeto a quien había atisbado, y por ello fue inmisericordemente aplastado.

Lo último que vio este ojo fue una indignada suela de zapato que crecía y crecía.

No hay comentarios: