sábado, 12 de junio de 2010

La enorme frustración de la mosca madre


La mosca sintió que el DDT le abrasaba la piel.

Supo que su muerte era cosa de minutos, justo cuando orgullosamente había visto la eclosión de sus huevecillos y la conformación de cientos de hermosas y tiernas larvas que empezaban a alimentarse del cadáver de aquel ratón en donde ella había decidido criarlas.

Había que dejarles un mensaje, algo que les hiciese saber que habían tenido una madre cariñosa que había velado por sus huevecillos hasta que el destino había acabado con esa ilusión maternal de irrelevante insecto díptero.

Se dio cuenta entonces de que una mosca no habla, no escribe, no transmite señales de ningún tipo, además de que las larvas estaban demasiado ocupadas alimentándose, como para distraerse leyendo o escuchando mensajes de una desconocida, aunque fuese su madre.

La abnegada mosca falleció en pocos minutos, totalmente frustrada por no haber podido transmitir su mensaje de amor a sus criaturas.

Las larvas, indiferentes, siguieron comiendo la carne putrefacta del roedor.

No hay comentarios: