martes, 7 de julio de 2009
Mariana y la fuente mágica
Era la octava maravilla, un prodigio único creado por algún brillante ser humano inspirado por sutil musa, pragmática y desconocida.
Mariana, en su ingenuidad, observó que de las paredes de aquella inusitada fuente brotaba agua prístina, de la cual eventualmente tomaba algún trago, ayudándose con sus manos. El sabor era fresco y agradable, extraordinario.
A veces, el agua adquiría un hermoso color amarillo ambarino muy agradable a la vista.
Otras veces, aparecían flotando trozos de amorfa materia de color marrón.
La magia de la fuente consistía en que, cuando Mariana halaba de una cadena, todo su contenido desaparecía, y el agua volvía a ser transparente: ¡los materiales flotantes y el color amarillo ya no estaban!
Todo lo contenido en aquella maravillosa pileta, se renovaba sorprendentemente.
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2 comentarios:
Jajajaja... Genial!!
Gracias, amiga.
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