sábado, 1 de marzo de 2008

La historia de Escabrosio y Colaquemepisen


Aquella mañana Escabrosio amaneció más activo que de costumbre, dispuesto a encontrar algo pecaminoso oculto en alguna parte. Decidió hurgar profundamente en busca de la Colaquemepisen de la primera persona que se atravesó por su camino.

Preguntó y preguntó. Desmadejó madejas y ató cabos. Vio el anverso y el reverso, arriba y abajo, delante y detrás. Profundizó hasta donde nadie nunca antes había profundizado. Usó su vista de rayos X y su vista de águila, su inteligencia, su instinto y su olfato. Fue y volvió. Insistió en lo insistido. Cuestionó lo afirmado y lo negado. Analizó y sintetizó. Indujo, dedujo y sedujo.

Colaquemepisen -por su parte -negaba su propia existencia. Se hacía la cristalina, la santa, la inocencia personificada. Levantó las manos para que la revisasen. Sonrió para disfrazar su angustia. Juró en varias religiones ser inocente de cualquier tipo de acusación. Se hizo la ofendida. Forzó muchos cambios de conversación. Utilizó un arsenal de tácticas de distracción. Hizo gala de un gran repertorio de recursos, pero al final…

….Escabrosio volvió a demostrar que “el que busca, encuentra”.

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